Con Asalto Final, Guillermo Parvex cierra su trilogía de Wallmapu. “Lo principal, para encontrar una salida, es primero reconocer los errores cometidos históricamente por el Estado y establecer confianzas entre ambas partes”, enfatiza.
Guillermo, después de Un veterano de tres guerras y Servicio Secreto chileno en la Guerra del Pacífico, entre otras crónicas. ¿Qué lo hizo incursionar en la ficción?
-Incursioné en la novela histórica con Frontera Sur y continué con Invasión al Gulumapu y Asalto Final, que corresponden a relatos absolutamente apegados a la historia, excepto en el personaje de ficción que inserto, lo que hace la gran diferencia con la historia novelada, donde el autor mueve los acontecimientos a su amaño. Incursioné en este género, por considerarlo que, por ser más coloquial, acerca mucho más al lector al conocimiento de la historia, que no obstante el personaje ficticio, se mantiene inalterable en cuanto a fechas, lugares, personas, sucesos, documentos, cartas, etcétera.
Acaba de publicar Asalto final. La conquista del Gulumapu. ¿Visualiza la posibilidad de afianzar una paz entre los mapuches y el Estado chileno?
-La relación entre el pueblo mapuche y el Estado chileno es una larga historia de desencuentros y tergiversaciones que, por lo mismo, dificultan gravemente un atisbo de solución. Lo principal, para encontrar una salida, es primero reconocer los errores cometidos históricamente por el Estado y establecer confianzas entre ambas partes.
Algo que Unquén, protagonista del tercer tomo de la trilogía no tenía muy claro. A juicio de Unquén, ¿cuál era el principal impedimento?
-El principal impedimento que él veía era la toma de decisiones desde el poder central, en Santiago, por parte de autoridades que desconocían la realidad del territorio en discordia. Junto con ello, la carencia de medios para continuar la lucha, tras las sucesivas victorias chilenas, que arrasaron con la capacidad defensiva mapuche a partir de 1881.
El expresidente Balmaceda era partidario de buscar una solución al conflicto. ¿Qué lo impidió?
-Efectivamente, Balmaceda intentó buscar una solución armoniosa, pero el término anticipado de su gobierno, por la cruenta guerra civil, se lo impidió.
¿Qué se debe entender cómo Gulumapu?
-Gulumapu es el territorio-nación de los mapuche del lado occidental de la cordillera de Los Andes, que se extiende entre la cordillera y el mar y desde el río Biobío hasta el Toltén.
El territorio mapuche al otro lado de Los Andes se denomina Puelmapu y, el conjunto de ambos, Wallmapu.
Pensaba Balmaceda que de no lograrse un acuerdo era una bomba de tiempo. ¿Sigue latente en la actualidad que esa bomba de tiempo estalle?
-En efecto, Balmaceda quería dar una solución al tema, pensando siempre que, si no se hacía en esos momentos, sería un problema que estallaría tarde o temprano, pero estaba muy amarrado por las leyes al respecto dictadas en las administraciones anteriores, desde Montt hasta Santa María. Estimo que el riesgo sigue latente.
¿Hubo un minuto en que esa bomba de tiempo pudo ser desactivada?
-Sí. Y fue cuando el gobierno de Santa María, tras el aplastamiento del último levantamiento mapuche de 1881, pidió a los militares una solución para el tema mapuche. El coronel Urrutia, por entonces jefe del Ejército del Sur, propuso que se entregara a los mapuche grandes extensiones de terreno en las cuales pudieran continuar con sus actividades agrícolas y ganaderas y recuperar en parte la prosperidad perdida en los años de guerra. En esas grandes reducciones mantendrían su organización, jerarquías y costumbres. Pero ese plan fue desechado por La Moneda y se decidieron por el que todos conocemos, consistente en otorgar títulos de merced sobre pequeños terrenos, aislados entre sí, que no les permitieron más que llevar una precaria economía de subsistencia. Así dejaron más territorio liberado para colonizarlo con chilenos y extranjeros, confinando a los mapuche a las peores tierras.
Comisión presidencial
Guillermo Parvex Canales (Santiago, 1954) es un escritor y periodista. Saltó a la fama en el año 2014 con Un Veterano de tres guerras / Recuerdos de José Miguel Varela. Entre sus libros destacamos: Servicio Secreto chileno en la Guerra del Pacífico (2017); 1978. El año que marchamos a la guerra (2018); ¿Quién asesinó a Manuel Rodríguez? (2018), El Rey del salitre que derrotó a Balmaceda (2020); La tormentosa historia limítrofe entre Chile y Argentina (2022) y las novelas sobre la historia del Wallmapu. Wallmapu es el nombre dado a toda la nación mapuche que habitó el sur del continente americano, especialmente los territorios que hoy corresponden a Chile y Argentina.
Guillermo, el presidente Boric acaba de establecer una Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento que tiene como objetivo alcanzar soluciones a mediados y largo plazo en materias de tierras y reparación para las comunidades mapuche. ¿Qué alcances visualiza?
-El tiempo me ha enseñado a no tener fe en las comisiones, sean para este tema o cualquier otro. Rara vez se logra algo positivo de ellas y se diluyen entre la burocracia y los desencuentros.
¿Considera que es una fórmula adecuada para la convivencia en las regiones de Bio – Bio, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos?
-Honestamente no me atrevo a decir que lo sea. El primer e insalvable escollo será la determinación de la demanda real de tierras de las comunidades mapuche y, mucho más engorroso será el determinar los mecanismos reparatorios.
¿Le resulta extraño que en la Comisión no participen historiadores del nivel de Jorge Pinto Rodríguez, Premio Nacional de Historia 2010 y especialista en el tema?
-Lamentablemente no me resulta extraña la ausencia de un experto de la talla de Jorge Pinto, porque esta comisión anunciada por el presidente es similar a muchas comisiones, que por su poca representatividad no logran soluciones.
El oficio
Guillermo, ¿cómo enfrenta las diversas estrategias para escribir ficción y novelas históricas?
-Reitero que mis anteriores obras no son novelas históricas…son crónicas históricas. La estrategia para mis novelas históricas es un largo período previo de investigación en fuentes primarias para lograr reconstruir un tramo de la historia y luego crear un personaje de ficción que sea el protagonista y relator.
En el caso de las novelas históricas, ¿cómo trabaja con las fuentes?
-Exactamente igual que con los libros de crónica histórica. Mis principales fuentes son prensa de la época, cartas, documentación del Estado. Todo ello se puede encontrar en el Archivo Nacional y en los regionales.
¿Comparte sus escritos, antes de ser publicados, para recibir críticas?
-Entrego los originales a la editorial sin previa opinión de terceros. Mi primera crítica proviene de mi editor que, en prácticamente todas mis obras, no me han hecho ningún cambio relevante.
Sé que está escribiendo una novela sobre la Guerra del Pacífico. ¿Qué puede adelantar?
-Es mi primera novela histórica sobre la Guerra del Pacífico. Con un único personaje de ficción surge una interesante historia de la primera fase del conflicto y del sentir de aquellos civiles que fueron movilizados para enfrentarlo.