Chile se encuentra en proceso de búsqueda de entrenador luego de que el último, Berizzo, diera un paso al costado como consecuencia de los malos resultados alcanzado hasta ahora en las eliminatorias para el próximo mundial.
Estamos en el peor de los mundos, sin entrenador, sin juego definido, sin jugadores.
Hemos vuelto atrás. La generación dorada fue eso y nada más, no dejó rastro ni herencia alguna. a lo más una que otra individualidad aislada, uno que otro chispazo.
Atrás quedó una década conjugadores rutilantes que fueron grito y plata en las principales ligas europeas. Jugadores que hoy viven sus últimos días.
Atrás también quedó un juego colectivo, de ataque, inédito en la historia futbolística chilena, caracterizada por su juego arratonado, a la defensiva, temeroso, cuando la mayor cantidad de tiempo se la pasaba en su propio campo apostando al contrataque, al chiripazo. De visita, rasguñando empates que asomaban como victorias, y de local procurando ganar, aunque fuera por la mínima diferencia.
Esta historia fue rota con la contratación del loco Bielsa como entrenador de la selección chilena, hoy entrenador de Uruguay con resultados que mueven a la envidia. Bielsa le cambió el pelo al futbolista chileno.
Sí, hubo una generación de lustre, pero que sin Bielsa lo más probable que se hubiese perdido. El loco le dio otra fisionomía apostando a un futbol ofensivo, de apretar al rival desde el medio campo hacia arriba, de ir siempre hacia adelante cualquiera fuera el marcador.
No por estar ganando uno o dos o más goles, retrocedían las líneas. Todo lo contrario, había que mantener el ritmo. Y eso se logró de la mano de Bielsa.
Chile perdió mucho sin él. La jerarquía se mantuvo por algunos años porque los jugadores estaban, por inercia, y porque Sampaoli tuvo la inteligencia de mantener ese espíritu.
Pero después todo fue decayendo en una suerte de crónica de decadencia anunciada.
Ya no pinchamos ni roncamos. Falta un trabajo de trastienda, en la cantera. Falta una visión estratégica como la que se tuvo cuando se trajo a Bielsa.
Falta una política de deportes, de masificación. Falta una dirigencia incorruptible, transparente, más interesada en sacar adelante al futbol profesional que en hacer crecer sus bolsillos, y con una visión de largo plazo.
De lo expuesto se deduce que el tema es más complejo que el de la mera búsqueda de un entrenador. Lo que quizás debiéramos buscar es una nueva dirigencia.
Con las cosas como están, da lo mismo a quien traigan porque al paso que vamos solo un milagro posibilitará la clasificación de Chile al próximo mundial. Y en futbol, así como en tantas partes, los milagros no existen. No nos engañemos.
Rodolfo Schmal S.