Frontera Sur (Ediciones B) de Guillermo Parvex es una novela histórica sobre el Gulumapu, es decir, los territorios mapuches emplazados al sur de nuestro país. Ambientada entre 1835 y 1859 se sitúa en un contexto donde Chile y la nación mapuche mantenían una relación entre Estados, a veces no exenta de roces, pero que en general se caracterizó por una sana convivencia, con territorios y atribuciones claramente delimitadas, de acuerdo al Tratado de Tapihue de 1825.
Guillermo, ¿qué se propuso al escribirla?
-La decisión de hacer realidad esta obra es independiente de la coyuntura política. Es una idea surgida hace cuatro o cinco años… aunque en ese entonces el conflicto ya estaba asentado, aunque no con la gravedad de ahora. Simplemente quise mostrar lo que considero la realidad en estas relaciones fronterizas mapuche-chilenas en los albores de nuestra independencia.
¿Qué fuentes fueron relevantes para darle el peso histórico al relato?
-Como he señalado, estoy incursionando en género de ficción, pero solamente con el personaje central, Pedro Bórquez Valencia. Todos los demás personajes, fechas, lugares, documentos que se mencionan y situaciones, son rigurosamente históricos. Las fuentes más relevantes fueron sin duda alguna el Archivo Nacional, los archivos de Conservadores de Bienes Raíces, los archivos del Ejército del Sur y del Comisariato General de Indios…entre muchos otros.
¿Qué permitió que la naciente República de Chile mantuviera con la nación mapuche una relación de Estado?
-Desde las primeras décadas del siglo XVIII se vivía un estado de paz y de sana convivencia entre la nación mapuche y la Corona de España, virtud de una serie de tratados suscritos y respetados en su integridad. Con los albores de la independencia -salvo un pequeño período denominado Guerra a Muerte en el cual tropas realistas se refugiaron en tierras mapuche- esta sana relación de mutuo respeto se mantuvo y se fortaleció con la firma del Tratado de Tapihue, en 1825.
Existía un “mundo fronterizo” muy similar al existente hoy entre países.
¿Qué permitió el Tratado de Tapihue de 1825?
-El Tratado de Tapihue la reforzó y sirvió para poner fin a la breve “Guerra a Muerte”, que se generó con el proceso de independencia de Chile. Los caciques abajinos, encabezados por Coñuepan y Colipi apoyaron la causa patriota. En cambio, los denominados “arribanos”, dirigidos por Mariluan y Mañilhuenu decidieron continuar leales al Rey de España, considerando que llevaban un siglo de paz con la Corona y que el monarca a través de sendos tratados les había
asegurado su autonomía. Además, los caciques arribanos aseguraban que “siendo el Rey un hombre muy rico y que vive tan lejos jamás nos quitará nuestras tierras, pero los chilenos están al lado, son pobres y ambiciosos y de seguro nos tratarán de despojar.
¿Cómo fue el proceso que cambió esa relación?
-Muchos creen que el proceso se inició con la invasión militar chilena al Gulumapu. La primera gran invasión fue de miles de civiles chilenos que burlando el Tratado de Tapihue se asentaron en el Gulumapu, buscando prosperidad en esas tierras. Ello generó el rechazo de los mapuches arribanos que consideraban que se transgredía dicho tratado. Las escaramuzas entre mapuche y estos intrusos generó la intervención del Estado de Chile, que borró de una plumada el Tratado de Tapihue y creó la Provincia de Arauco, que comprendía todo el Gulumapu. De esta forma, las autoridades chilenas declararon todas las tierras mapuches entre el Biobío y el Toltén, como de propiedad fiscal y los mapuches quedaron despojados de sus territorios. Vino la reacción mapuche y el gobierno contra reaccionó ocupando militarmente la zona, en la mal llamada “Pacificación de La Araucanía”.
¿Cómo el protagonista de Frontera Sur, Pedro Bórquez enfrenta esta situación?
-El pueblo mapuche fue ensalzado por la prensa y literatura chilena desde los albores de la Independencia. Se les presentaba como bravos, nobles y aguerridos. Cuando las elites vieron la posibilidad de quedarse con sus tierras hubo un brusco giro comunicacional y se les comenzó a presentar como bárbaros, flojos, ladrones y borrachos. Esta última era la impresión inicial que tenía Pedro de ellos, pero al irlos conociendo fue descubriendo que esta no era más que una cruel caricatura y que eran un pueblo ordenado, laborioso y muy respetuosos de sus normas.
¿Representa de algún modo el choque cultural que se produce entre dos culturas?
-Así lo fue para el protagonista. Desde su antigua posición de acaudalado comerciante en Concepción pasa a ser un simple trabajador en tierras mapuche. Pero tuvo la capacidad de comprender esta nueva cultura y asimilarse rápidamente a este nuevo mundo, dividido de Chile por el río Biobío.
De la crónica histórica a la novela histórica
Guillermo Parvex Canales (Santiago, 1954) periodista y escritor. Saltó a la fama en 2014 con Un veterano de tres guerras / Recuerdos de José Miguel Varela que vendió cincuenta mil ejemplares. Luego vendría una saga, -entre los que destacamos ¿Quién asesinó a Manuel Rodríguez? (2019)- que lo ha convertido en uno de los escritores más leídos de Chile. Frontera Sur es su primera incursión en novela histórica.
Guillermo, ¿qué facetas poco conocidas del pueblo mapuche le ha permitido conocer su investigación?
-Lo principal ha sido que me permitió destruir ciertas concepciones que tenía a través de la literatura, como por ejemplo que eran nómades, recolectores y muy poco trabajadores. La investigación me permitió determinar con certeza que tenían sus territorios claramente definidos entre los diversos loncos. Además, poseían una compleja y respetada organización social, política y militar, siendo muy trabajadores. Poseían un muy buen nivel de vida y una gran riqueza agrícola y ganadera, con un fuerte intercambio comercial con Chile y otras naciones.
A fines de 1840 cerca del 60 por ciento del trigo chileno que se exportaba a Australia provenía de los cultivos mapuches.
¿Cómo funcionaba esa ruta comercial?
-Para ser exactos ese 60% de trigo se exportaba a Australia y California y todo este grano provenía de los llanos centrales del Gulumapu. Los loncos enviaban sus emisarios comerciales a Los Ángeles, Concepción y, en especial, a Talcahuano, poco antes de las trillas. Negociaban con los poderes compradores locales y luego de cerrado el negocio, el trigo (además de cueros, pieles y sal) eran conducidos por larguísimas caravanas a los puntos de entrega. Todo ello pasando la aduana del Biobío.
¿Esa situación fue cambiando por la ambición desmedida de los winkas?
-Exactamente. Se vio en ese territorio una fuente inagotable de riqueza y personas que no tenían los recursos para tener una hacienda en Chile, se iban haciendo de terrenos en territorio mapuche, generalmente bajo artimañas legales, ya que la ley vigente hasta 1850 prohibía la permanencia de chilenos al sur del Biobío.
¿Una situación permitida por el Estado?
-Absolutamente permitida por las autoridades fronterizas y posteriormente respaldadas por el gobierno central. Permitida durante décadas al no aplicar el Tratado de Tapihue y posteriormente por la derecha asimilación del Gulumapu a través de la creación de la provincia de Arauco.
¿Cómo llegamos a la situación actual?
-La causa central es el despojo de su territorio mediante una medida administrativa. De ahí y durante los 170 años siguientes ningún gobierno ha enfrentado con riguridad el problema. Se hicieron en este último siglo y medio muchas tratativas, como por ejemplo la entrega de títulos de merced, pero también fueron en muchos casos anulados mediante argucias legales.
¿Qué lecciones del pasado pueden conducirnos a un reencuentro?
-Es muy difícil responder. Sin embargo, creo que lo único que nos puede conducir a un reencuentro es la recuperación de la confianza mutua, que es la base para cualquier avance.
Guillermo, ¿qué otros proyectos de escritura vienen en camino?
-Estoy analizando que tema podría venir. Lo que sí me gustaría es mantener este giro literario que di de la crónica histórica a la novela histórica.