Voltier Neira es uno de los 56 músicos entre 14 y 21 años de edad que conforman la Orquesta Sinfónica Regional Juvenil e Infantil del Maule; y para quien la música ha sido el motivo y objetivo más importante a lo largo de su vida.
La música llegó a su vida como si el destino se lo tuviera preparado. Desde pequeño demostró tener facilidades musicales, quizá heredadas de su madre quien participó en coros escolares.
Voltier Neira hoy tiene 20 años y es uno de los 56 músicos de la Orquesta Sinfónica Regional Juvenil de la Región del Maule (OSJR Maule), un elenco de la Fundación Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile (FOJI).
Su historia no solo es una muestra del talento que se forja con mucho esfuerzo en las regiones. También es evidencia de la labor que realiza la Fundación para transformar vidas y abrirles camino a los jóvenes músicos.
“FOJI me mostró que la música es una opción de vida y que hay personas que se dedican a ello, que sí se puede. Me demostró que podía subir mi nivel muchísimo. Al principio tocaba cosas fáciles y cuando llegué a FOJI fue un salto enorme porque el primer repertorio que me pasaron era la Sinfonía n.º 5 de Beethoven, Solo ese año tocamos cuatro o cinco obras grandes, densas y de nivel alto”, declara.
Voltier interpreta la viola desde los 9 años. A esa corta edad, simplemente, se enamoró de su sonido cuando postuló a la Orquesta Municipal de Cañete en su natal Biobío.
“Salió la lista de los seleccionados y debíamos presentarnos un sábado. Pasó el profe de cello (violoncello) y sí, me gustó el sonido, pero luego pasó el profe de viola y cuando la escuché dije ¡esto es lo mío”. El grosor de su sonido generó algo instantáneo en mí. Nunca había tenido una viola en mis manos, ni siquiera había visto nunca un violín y en ese momento ocurrió todo”, rememora cada detalle con una gran sonrisa.
FOJI llegó a su vida a los 14 años, cuando pasó las audiciones para formar parte del elenco regional de Biobío. Actualmente y, desde que inició su carrera universitaria de Interpretación Musical, pertenece a FOJI Maule.
Sus inicios como becado los recuerda en detalle y con mucho entusiasmo: “Yo esperaba con ansias todos los domingos (día del ensayo). Me levantaba a las 6 de la mañana para llegar al ensayo a las 9. Conocer gente que toca muy bien, que te enseñan, que te ayudan. Yo preparaba todo la noche anterior, esperaba ese día, me levantaba con ganas. Ahora cuando tengo que levantarme temprano y aún está oscuro, recuerdo mis primeros viajes al ensayo de FOJI”.
Y aunque sus padres esperaban de él un futuro en una carrera tradicional, él ya tenía decidido su camino y se preparó para ello. “Si FOJI no hubiera estado, yo creo que mis papás no hubiesen podido pagar un ‘profe’ particular de viola o de violín. Me hubiese quedado con lo que aprendí en la enseñanza básica. FOJI fue muy importante, sobre todo la beca, con ella me compré mi primera pecastilla y mi primera zapatina, luego junté para mi primer set de cuerdas y aprendí a cambiarlos”.
La pecastilla es una resina que aumenta la fricción entre el arco y las cuerdas. Para Voltier fue tan significativa esa primera adquisición con la beca FOJI que la atesoró por muchos años como recuerdo.
“La pecastilla me duró harto porque la cuidaba con el alma. Luego llegaron unas de mejora calidad, la primera la dejé guardada, pero ya no la tengo porque cuando me fui a la U, justo llegó una niña muy chiquitita al semillero de la orquesta y un día la vi y no tenía y le dije: mira, esta fue la primera que me compré, úsala. Hace poco me enteré que tenía guardado el cartón de la pecastilla y ella sigue tocando”, rememora.
Un significativo gesto que muestra el ambiente cercano y de compañerismo que genera entre los jóvenes músicos dentro de la Fundación. Voltier comenta que no hay envidias, ni competencia y que todos admiran el talento de sus compañeros.
Con mucha convicción dice: “La verdad yo creo que sin FOJI no hubiese conocido este camino porque mis papás no tenían la opción de mostrármelo y quizá hubiese terminado estudiando contabilidad”.
Gracias a ello, y luego de demostrarle a su familia su pasión musical, Voltier continúa sus ensayos junto a la orquesta dirigida por Tamara Jorquera y que anualmente ofrece espectáculos de primera en el Maule.