Aunque las empresas declaran una postura favorable frente a la contratación de mujeres en el rubro de la construcción, la presencia de estas no supera el 15%, ya se trate de empresas pequeñas, medianas o grandes.
Esta es una de las conclusiones del estudio realizado por el Observatorio Laboral de SENCE, Región del Maule (OLM), en conjunto con la Cámara Chilena de la Construcción Talca (CChC) y apoyo de SERNAMEG, Región del Maule, durante el 2021, una investigación inédita en la región que muestra el panorama actual de la inserción laboral de la mujer en este importante sector económico. Los resultados de este trabajo fueron dados a conocer este martes en una actividad realizada en el Centro de Extensión de la UCM.
Pero, ¿qué está limitando la entrada de las mujeres al campo de la construcción? De acuerdo con el OLM, proyecto ejecutado por la Universidad Católica del Maule, en su estudio “Brechas Laborales de Género en el Sector Construcción Región del Maule”, las razones que explican la escasa participación laboral femenina son variadas: baja demanda de mujeres para trabajar en obra; barreras culturales; falta de capacitación de las mujeres y bajo interés de las mujeres por postular.
Lo anterior se produce pese a la convicción de la Cámara de que las mujeres son un aporte real al rubro, en obra o en administración, dadas sus cualidades de responsabilidad, prolijidad en las labores y organización, según afirma María Ignacia Cepeda, presidenta del Grupo de Trabajo Mujeres de la CChC.
Para algunas mujeres consultadas dentro del estudio del OLM y la CChC Maule, existe cierta discriminación respecto de sus competencias para el puesto, tanto de parte de sus compañeros de trabajo como a nivel de jefatura. La indagación evidenció que las mujeres necesitan demostrar que son tan capaces como los hombres en oficios como carpintería y ceramista, y profesiones como prevención de riesgo e ingeniería en construcción. No obstante, las mujeres también manifiestan que su ingreso a la construcción a veces fue facilitado por un dato o invitación de un hombre.
Pese a esta percepción entre las mujeres, Cepeda recalca que no hay fundamento para ello, y que es la propia ley la que regula que la fuerza no es un criterio que impida el ingreso de mujeres a una obra. “Asimismo, las labores de una faena son múltiples, y hay muchas de ellas que requieren otras competencias como son la precisión, el trabajo en equipo y la planificación, entre otras, aptitudes en las que por lo general las mujeres destacan ampliamente”, comenta.
El estudio estableció también que la dificultad para conciliar trabajo y familia surge como otra barrera que aleja a las mujeres de esta área de trabajo, por la exigencia de jornadas extensas, incompatibles con el cuidado de los hijos. A veces, la opinión de la pareja, contraria al ingreso de la mujer a la construcción, también añade una limitante.
En otro aspecto, la investigación precisa que las mujeres que ingresan al rubro prefieren realizar labores de aseo o administrativas, y que las postulaciones son bajas cuando se trata de labores en faenas de construcción. Eso también explicaría su bajo interés por aprender los oficios más solicitados por el sector, como estructuras metálicas, carpintería, albañilería o electricidad. Sin embargo, una vez que la mujer entra en el rubro, y mediante el aprendizaje proveniente de sus compañeros o capacitaciones de la empresa y la Cámara Chilena de la Construcción, puede escalar distintas posiciones, aunque no siempre se atreven.
Claudio Vásquez Wiedeman, analista del OLM a cargo del estudio, señaló que “para muchas mujeres que trabajan en obras, el paso natural fue a través de tareas relativas al aseo y luego posteriormente, las que se atrevieron, lograron insertarse en ocupaciones relativas a la construcción misma, especialmente en terminaciones finas, donde se requiere pulcritud. No obstante, falta que más mujeres se incorporen al mundo de la construcción a través de programas de capacitación que estimulen su aprendizaje y que permitan derribar las barreras culturales y mentales que desincentivan su incorporación en este vital sector para la economía maulina”.
Respecto a acciones efectivas para aumentar la dotación de mujeres en las empresas constructoras, Cepeda recuerda que como Cámara iniciaron hace dos años el Grupo de Trabajo de Mujeres, que se ocupa de tres ejes: mujer en obra, mujer en alta dirección y el desarrollo femenino a nivel gremial: “Lo más efectivo que hemos notado es que cuando se compromete a la alta dirección en temas de incorporación, realmente funciona. El tremendo desafío que tenemos es que los hombres, directivos, gerentes se sumen a este cambio”, enfatiza.
Las cifras que arrojó el estudio, por otro lado, son reveladoras de la realidad maulina. El promedio de mujeres en empresas de distinto tamaño no supera el 15%, cuando a nivel nacional es de 17%. Por otro lado, mientras más grande la empresa, menos presencia femenina se observa, comparado proporcionalmente con empresas medianas y pequeñas.
Y, por último, advierte Cepeda: “Tan solo 1 de cada 5 empresas consideró que era usual que hubiere mujeres trabajando en sus instalaciones. Esto denota que, en el Maule, el trabajo en faenas de construcción sigue siendo un rubro claramente masculinizado”. Oportunidades para las mujeres en la construcción
Pero además de identificar barreras de entrada y medir la presencia de mujeres en el sector, el estudio del Observatorio también buscó precisar oportunidades y competencias laborales deseables para insertarse en él. De esta manera, la investigación reveló que las empresas advierten un déficit de trabajadores, y que es deseable que tanto hombres como mujeres puedan insertarse en el rubro. En específico, los oficios de mayor representación entre las mujeres consultadas en el estudio están las terminaciones en general, la instalación de cerámica, alfombra y piso flotante, y gasfitería y electricidad.
Considerando lo anterior, las capacitaciones son vistas como una necesidad para promover la presencia de mujeres en la construcción. Cepeda informa que en ese sentido ven dos caminos: dotar de competencias concretas a quienes ya están en el rubro y capacitar a aquellas que están buscando un espacio en el área, con énfasis en aspectos personales y profesionales.
De esta manera, la actual magra presencia de mujeres en empresas constructoras puede cambiar, avanzando a una ampliación de los ámbitos en que se desempeñan, como lo plantea María Ignacia Cepeda: “Es por eso que estamos trabajando en una alianza público-privada con Sernameg, Sence y el OLM para romper paradigmas y capacitarlas en los oficios que la industria requiere, porque actualmente no existen argumentos para que las mujeres no estemos en todos los sectores económicos y, sobre todo, en aquellos que aportan a la reactivación de nuestro país”, concluye.
En palabras de Irma Carrasco Tapia, directora del Observatorio Laboral de SENCE, resulta importante reducir las brechas laborales hombre-mujer en la construcción y capacitar a las mujeres con especializaciones que les permitan ganar experiencia: “Este estudio refleja que si bien el porcentaje actual de incorporación de las mujeres en el sector es bajo, existen elementos como las habilidades de trabajo y la capacidad de aportar en áreas propias de la construcción, que las convierten en una alternativa real ante la escasez de mano de obra”.
Al respecto, la directora regional de SENCE Maule, Alejandra Harrison Sandoval, reiteró el compromiso que existe en potenciar la capacitación en oficios para mujeres, pues sobre todo en la región, por un tema cultural, cuesta que ellas accedan fácilmente e incursionen en el área de la construcción: “SENCE a nivel nacional y también en el Maule ha estado aumentando sus capacitaciones hacia las mujeres, tanto en temas administrativos como en el rubro de la construcción o el área forestal y maderero, dando pasos importantes tras convenios con la Cámara Chilena de la Construcción y Sernameg, además de Corma”, recordó la directora. Alejandra Harrison precisó que debido a lo anterior “se han marcado hitos relevantes que apuntan a una capacitación en áreas como gasfitería, electricidad y otros, junto con incentivar a la asociatividad y formalización de mujeres emprendedoras que, a través de sus propios negocios, presten este tipo de servicios”, concluyó.