“La hora del recreo es un momento muy significativo para las interacciones de los niños con sus compañeros, porque es un tiempo y un espacio constituido por una red de relaciones entre sujetos que incluyen alianzas, conflictos y transgresiones, apropiación y (re)significación de los espacios y prácticas corporales”, explica Manuel Almonacid, investigador de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Chile y uno de los autores de un estudio que destaca la importancia de este momento.
La escuela, como explica el especialista, debe reconocer que el recreo o descanso es un escenario para fomentar los procesos de socialización de sus estudiantes.
“Cuando el reconocimiento se asocia con formas de agresión y rechazo, la escuela deberá generar estrategias tendientes a mejorar estos procesos”, complementa. En esta línea resulta esencial que la escuela ofrezca entornos propicios para el desarrollo del juego de los niños y niñas. La literatura reporta que el recreo escolar puede aportar muchos valores y fortalecer los lazos no solo afectivos, sino también de comunicación entre pares, acercando también diversas normas de respeto, compañerismo, solidaridad y muchos otros elementos que se pueden dar en el contexto educativo.
¿Cuáles son los principales juegos y experiencias en el contexto nacional? Para eso se trabajó en ocho escuelas primarias públicas ubicadas en la provincia de Talca, Región del Maule. La técnica utilizada por el equipo de investigación para la recolección de datos fue la observación participante: contacto directo del investigador con el fenómeno a observar.
“En esta técnica, el investigador se inserta en el contexto de la investigación, estableciendo relaciones con los participantes. La importancia radica en que podemos captar una variedad de situaciones o fenómenos que no se obtienen mediante preguntas”, señala el investigador de la Universidad Autónoma de Chile en Talca.
Según las observaciones realizadas, el juego fue la principal práctica social desarrollada por los niños y niñas. Se observó que los estudiantes aprenden a negociar, ceder, jugar en equipo, ganar y perder libremente, “hallazgos que están en concordancia con lo reportado por la literatura”, complementa Manuel Almonacid.
Los juegos más practicados por los niños en la escuela son el fútbol y actividades físicas tales como correr, saltar, brincar, patear, lanzar, agarrar, esconderse, las luchas y juegos de persecución como búsqueda y captura, juegos de carrera y salto, juegos de lanzamiento, y juegos de agilidad, destreza y fuerza.
“Los niños prefieren un tipo de juego que exige actividad física y elementos como la fuerza, equilibrio y destreza con el cuerpo. En consecuencia, mientras que los niños necesitan el juego físico, las escuelas intentan evitar la aparición de estas actividades reduciéndolas a las clases de educación física”, analiza Manuel Almonacid.
El recreo es así un importante espacio de socialización dentro de la jornada escolar, ya que es el lugar donde los niños comienzan a practicar sus habilidades sociales, su afecto y su empatía. “La escuela no puede ignorar, por lo tanto, los valores que impregnan su espacio. Dejar a los niños el tiempo suficiente para jugar es una obligación moral de cualquiera que se preocupe de su bienestar y felicidad”, finaliza el investigador.