La Región de Coquimbo es famosa por sus cielos estrellados y alberga algunos de los telescopios más potentes y productivos de la astronomía mundial. Para conocer el impacto de la iluminación artificial en la llamada ‘región estrella’, un grupo de astrónomos de NoirLab y de la Universidad de La Serena realizaron un estudio en el que por primera vez cuantificaron los efectos de las luces
El paper científico, que subraya la importancia de preservar activamente los cielos oscuros tanto en áreas remotas como en corredores urbanos, fue recientemente publicado por la Revista The Astronomical Journal y señalado por AAS Nova como investigación destacada en las revistas de la Sociedad Astronómica Estadounidense.
El Dr. Marcelo Jaque, académico de la Universidad de La Serena, detalló que la Región de Coquimbo “continúa teniendo cielos prístinos, por lo menos en las zonas de observatorios profesionales, pero si la iluminación inadecuada continúa creciendo la observación astronómica se verá afectada realmente. No es sólo un tema relacionado con la astronomía y el astroturismo, sino también una problemática que afecta a la flora, la fauna y la vida humana”.
Si bien en Chile existen esfuerzos de larga data por parte de diversos actores públicos y privados para mantener bajo control el fenómeno de la contaminación lumínica, Jaque detalla que el trabajo publicado recientemente es el primer programa de monitoreo coordinado para caracterizar y cuantificar científicamente el impacto de las luces artificiales sobre el cielo nocturno chileno. “Específicamente, en esta primera publicación, hemos medido desde cuatro sitios representativos de la región de Coquimbo el brillo y los colores del cielo nocturno, y analizado su degradación debido a la contaminación lumínica”, afirmó.
Para comprender el impacto de la contaminación lumínica en los observatorios profesionales y en las ciudades, el Dr. Rodolfo Angeloni, astrónomo de NoirLab – Prograna Gemini; el Dr. Marcelo Jaque; y el Mg. Juan Pablo Uchima, ambos investigadores de la Universidad de La Serena; evaluaron el grado de contaminación lumínica en cuatro sitios de la Región de Coquimbo en Chile: el Parque Nacional Fray Jorge, Observatorio Las Campanas, Observatorio de Astroturismo de Collowara, y la ciudad de La Serena.
En ese sentido Angeloni detalló que “nuestras observaciones sugieren que las luces artificiales ya han alterado la apariencia natural del cielo nocturno incluso en lugares remotos (supuestamente prístinos), y que las áreas urbanas de Chile están tan contaminadas con luz como las regiones más densamente pobladas de Europa o Estados Unidos. El impacto de esta “pérdida de la noche” va mucho más allá de la astronomía moderna, para la cual Chile es hoy uno de los nodos más importantes del mundo, ya que también tiene profundas implicaciones culturales, sociales y económicas”.
El investigador de NoirLab manifestó que, en Chile, esta es la primera vez que se llevan a cabo medidas científicas cuantitativas explícitamente para respaldar decisiones informadas sobre políticas de contaminación lumínica: “La mayor calidad de nuestros datos nos ha permitido demostrar que las fuentes de contaminación lumínica más amenazantes para nuestros lugares más oscuros provienen de las ciudades de mayor extensión, y no de las áreas pobladas circundantes más cercanas. En toda la región de Coquimbo, por ejemplo, la fuente de ALAN más potente es invariablemente La Serena-Coquimbo, y también detectamos claramente el resplandor producido por las regiones metropolitanas de Santiago y Valparaíso, a más de 300 km de distancia. Si planeamos implementar políticas efectivas para contrastar este fenómeno en rápido crecimiento, deberíamos concentrarnos en estas áreas urbanas ante todo”.
El equipo de astrónomos utilizó cámaras especializadas que generan imágenes de todo el cielo para medir el brillo del cielo nocturno en estos lugares en noches sin nubes ni luna. Comparando las imágenes de todo el cielo con modelos de brillo del cielo y cruzándolas con las posiciones de las fuentes de luz artificial vistas desde el espacio, el equipo estimó la contribución de la luz artificial al brillo del cielo nocturno en cada área.
Resultados
Las mediciones confirmaron que el Parque Nacional Fray Jorge es un sitio excepcional de cielo oscuro, con sólo el 4% del brillo del cielo nocturno proveniente de luces artificiales. La luz de las estrellas dispersas, la luz solar dispersa y el brillo del aire son fuentes naturales del brillo del cielo nocturno. Es uno de los sitios medidos más oscuros del mundo, y este estudio resalta la necesidad inmediata de proteger este sitio de la contaminación lumínica.
En el Observatorio Las Campanas, futuro hogar del Telescopio Gigante de Magallanes, de 25 metros, las luces artificiales contribuyeron alrededor del 11% del brillo del cielo observado, con las mayores contribuciones provenientes de las ciudades de La Serena y Vallenar (a 117 y 49 kilómetros de distancia, respectivamente). Afortunadamente, el impacto de la contaminación lumínica en el observatorio es actualmente pequeño, pero el crecimiento de las ciudades cercanas y el proyecto en curso de la Carretera Panamericana podrían iluminar los cielos de Las Campanas.
El Observatorio de Astroturismo Collowara, situado cerca de la ciudad de Andacollo, de 11.000 habitantes, tiene un brillo de cielo artificial comparable al de Flagstaff, Arizona, una ciudad mucho más grande. Otra forma de ver este hallazgo es que Flagstaff, nombrada la primera Comunidad de Cielo Oscuro del mundo en 2001, tiene un brillo del cielo nocturno comparable al de una ciudad mucho más pequeña; en otras palabras, los esfuerzos activos para reducir la contaminación lumínica funcionan, y las ciudades de todo el mundo pueden tomar medidas comprobadas para abordar el problema.
Los cielos que rodean La Serena están abrumadoramente iluminados por fuentes artificiales, y el impacto de las brillantes luces de la ciudad se sintió muy lejos. Así, la capital regional fue la mayor fuente de brillo artificial del cielo en los otros tres sitios monitoreados. Este resultado deja claro que es importante reducir la contaminación lumínica en áreas demasiado brillantes como La Serena, ya que estas regiones brillantes afectan el brillo del cielo en lugares distantes, y es fundamental preservar los pocos sitios verdaderamente oscuros que quedan, afirman los investigadores.
El equipo de científicos planea continuar sus esfuerzos en la región monitoreando continuamente el brillo del cielo en la Región de Coquimbo y sitios de interés a nivel nacional. Además mediante el proyecto IluminAconCiencia (www. iluminaconciencia.userena.digital/) esperan instalar alrededor de 40 sensores que permitirán medir continuamente el brillo del cielo nocturno.
Puedes revisar el artículo en: http://arxiv.org/abs/2312.10542