Partió la bolita para la elección presidencial con un primer debate presidencial bajo un formato de mayor dinamismo y donde los protagonistas fueron los candidatos, como debe ser. Desafortunadamente la estatura de los candidatos en carrera está a años luz de la que caracterizó a los candidatos de un pasado no muy remoto. Los tiempos cambian, y al parecer, los liderazgos también.
Antes del debate, en las encuestas que se conocen, quienes encabezan la carrera en estos primeros metros son Boric y Sichel, seguidos por Provoste, Kast y Artes. Es natural que así sea dado que los dos primeros emergieron de primarias que lograron convocar a millones de ciudadanos. Provoste emergió de una consulta ciudadana mucho menos convocante, en tanto que Kast y Artes surgieron nominados por sus respectivos partidos.
Después del debate, el tablero electoral empieza a moverse, y no terminará hasta la hora de la verdad. En esta ocasión los más beneficiados con el debate fueron Kast y Provoste. Esta última dado que le permitió entrar en escena, posicionarse, dando a conocer su postura centrada en la convicción de que existen innumerables cambios postergados una y otra vez, que ya no se pueden posponer. Cambios que aspira viabilizar con paz social y garantizando gobernabilidad con el respaldo de partidos con experiencia de gobierno.
Kast se beneficia por su impronta tranquila, capaz de lanzar un misil a los candidatos adversarios sin arrugarse siquiera, al igual que cuando recibe algún misil de sus contrincantes. También gana al plantearse como un candidato que enarbola la bandera de la derecha sin vergüenza alguna. Su clivaje está basado en el orden y la seguridad, sin medias tintas, con el acento puesto en la reducción de la burocracia estatal y el fortalecimiento de las fuerzas armadas y de orden.
Este posicionamiento de Kast remece a las fuerzas políticas de derecha, debilitando a Sichel. Kast la hizo de oro con no concurrir a las primarias de ChileVamos para no poner en riesgo su inclusión en la primera vuelta presidencial. Sabía que en las primarias perdía y el resultado de ellas fue el más conveniente para sus pretensiones. Ahora el problema lo tienen la UDI y RN. Para la UDI, porque Kast ha salido de sus entrañas y pocas dudas caben que representa mucho mejor sus ideales que Sichel. En RN, sus sectores más conservadores se ven tentados a darle la espalda a Sichel. De hecho, ya se observan fugas en ambos partidos a favor de Kast.
Ello puede desencadenar una crisis de proporciones en la derecha debido a que la primaria supone que los partidos cuyos candidatos perdieron en la primaria se comprometen a respaldar al ganador. Crisis que también podría atravesar a la izquierda si el PC no respaldara a Boric, y a Provoste si uno o más partidos que concurrieron a la consulta ciudadana –DC, PR, PS y PPD- no se la jugaran por ella. Si bien en todas las coaliciones se producirán defecciones, ellas se espera que sean marginales en estos últimos casos. Pero en la derecha se teme que el desembarco sea mayúsculo, con lo que se abre una caja de pandora.