No solamente el verano es tiempo de vacaciones y aire libre. En el Maule las montañas se presentan como un sector lleno de atractivos. Y unos primos están dispuestos a buscar alternativas. Lo mismo que una joven egresada de gastronomía que logró abrirse camino en medio de la pandemia. La campaña de empatía regional Prefiero el Maule y el portal web El Maule informa traen nuevas historias que inspiran.
Juan Enrique Peña y su primo Mario Peña tiene unos terrenos familiares en la Laguna del Maule. “Todo el potrero norte que son unas 10 mil hectáreas es de nuestra familia y son terrenos que llevan botados por muchos años y para lo único que se usaba hasta ahora era para las veranadas de los animales”, explica Juan Enrique.
Agrega que “nosotros dos somos fanáticos de la nieve, nos encantan los deportes de aventura y montaña. Hace unos seis años nos empeñamos en hacer algo allá arriba. Es un sector súper bien ubicado, situado entre Santiago y Chillán, con una temporada invernal muy larga que se inicia en mayo y termina en noviembre y con una calidad de nieve muy buena”.
Se dieron cuenta que a la laguna sube mucha gente en invierno, en especial escolares en buses que van desde los establecimientos educacionales pero observaron que “no tienen nadie que les ofrezca absolutamente nada. De ahí, al final no se llevan nada productivo ni bueno, salvo conocer el lugar y saber que la nieve es blanca y fría”.
Por ello, se les ocurrió “poner una escuela de montaña para los niños que vienen acá. Partimos por conseguirnos equipos con gente de Santiago. En un momento mi primo vino con los equipos, con dos instructores y regalaron clases en Lo Aguirre. Los niños felices y nos preguntaban cuando veníamos de nuevo”.
Frente a esa buena experiencia “nos dijimos que la gente está, las ganas están, por qué no llevarlo a cabo. Solventar una escuela social de montaña donde podamos regalar las clases a los niños de la zona. Nosotros no tenemos ninguna posibilidad porque no somos millonarios o grandes empresarios, pero empezamos a buscar financiamiento de distintas formas”.
Lo primero era tener un techo donde recibir a los visitantes. “Nos conseguimos plata con el banco e instalamos unos domos en la laguna. Esto fue el año pasado. Trabajamos todo el invierno, no haciendo clases sociales precisamente, sino que dimos cursos de alta montaña e hicimos un vento en que vinieron marcas de alto reconocimiento. Salió súper bueno y entretenido. Eso fue en septiembre. Desde ese mes en adelante tuvimos los domos relativamente llenos con gente que va a hacer cursos de alta montaña, arrienda las motos que tenemos y otras actividades”.
Para esta temporada “tenemos que equipar un poco mejor los domos, para que haya mayor comodidad. En un par de temporadas queremos dar inicio a la primera etapa de la escuela social de montaña. Estamos tratando de conseguir financiamiento de distintas formas en línea con nuestra visión del tema, en especial con la comunidad”.
En el largo plazo la idea es convertir el lugar en un parque de backcountry con diversas estaciones que permitan a los visitantes hacer un recorrido de varios días por las atracciones de la zona.
La motivación de los primos “es la gana de dejar algo. El Maule está catalogado como la región con mayor potencial turístico de Chile. Hay grandes herramientas que uno puede entregar a los niños de la zona para que tengan una alternativa laboral y de vida. La idea nuestra es que los niños locales sean los próximos guías certificados de turismo aventura de la región, sean los próximos deportistas de alto rendimiento”.
Juan Enrique concluye expresando que “este lugar se puede convertir en el mayor campo de backcountry de Sudamérica. Ese es el nivel de importancia que puede llegar a tener si se hacen bien las cosas. No hay en Chile un lugar con un acceso tan fácil como nosotros.
La Escuela social es una de las tantas cosas que se pueden hacer. Dejar una semillita, dar trabajo a la gente y entregar herramientas a los niños”.
Instagran: @potreronortebackcountry_potreronorte
Pastelería en el ADN
Javiera Cervela estudió gastronomía y estaba a punto de salir a trabajar cuando llegó la Pandemia. “No me podía quedar sin hacer nada y se me ocurrió este emprendimiento. Justo había hecho galletas glaseadas y empecé a agregar cosas al catálogo. Igual la pandemia me benefició porque la gente estaba más metida en las redes sociales, por lo que fue más fácil llegar a más personas, hacer reparto a domicilio”.
Punto glasé es una pastelería online donde “vendo a través de Instagram. Vendo tortas, galletas glaseadas temáticas, pastelitos de cóctel, alfajores, rollos de canela, postres familiares, solo cosas dulces”.
Y la vocación por la pastelería es cosa de familia ya que “desde chica me gustó la gastronomía y veía el canal gourmet. Además, mi mamá es buena para cocinar y mi hermana mayor estudió también gastronomía. Estaba metida en el rubro. En mi casa siempre se ha cocinado harto. Es decir, estaba en el ADN”.
Su producto estrella son las galletas glaseadas que se venden harto y los pastelitos de cóctel. “Las galletas glaseadas la gente las usa para baby shower, primeras comuniones, cumpleaños y otras fiestas. Se trabajan con diseños especiales. La gente me manda una foto o dibujo referencial y yo los adapto”.
En todo caso, “es un trabajo largo y bien detallado” porque “me preocupo que todo sea artesanal, no uso premezclas, cremas vegetales, ni cosas ya preparadas. Todo se hace desde cero”.
Las recetas las obtiene de cursos especializados, Instagram, Youtube, y otras fuentes en que las ha ido mejorando para lograr el sabor que ella quiere.
Javiera trabaja sola y hace reparto los viernes y “si se requiere para otro día me acomodo y lo hago igual. Dentro de todo Curicó y Zapallar, pero el precio va a ir variando de acuerdo a la distancia”.
Para el futuro, espera montar su propia pastelería en Curicó o Zapallar. Espero que de aquí a tres años se pueda materializar, concluye.
Instagram: @puntoglasee