Hernán Rivera Letelier (Talca, 1950) se convirtió en el ganador del Premio Nacional de Literatura 2022, máxima distinción que entrega el Estado a las creadoras y creadores que han destacado por su excelencia, creatividad y aporte trascendente en el campo de las letras.
El anuncio fue realizado este mediodía por la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Julieta Brodsky Hernández, tras una deliberación (en sesión híbrida) de cerca de dos horas, del jurado que preside. Éste destacó al autor de “La contadora de películas” y “Santa María de las flores negras” por “su capacidad de retratar y poner en valor el imaginario e identidad del norte de Chile y la del patrimonio de su territorio y de su gente con un estilo único, proyectándose como un gran contador de historias”.
“Estoy muy contento y agradecido, realmente no me lo esperaba”, dijo el escritor al conocer la noticia. “Las historias de la pampa y del desierto son muy importantes dentro de la historia de Chile, que está olvidándose, que incomoda a algunos sectores políticos, que está llena de matices sociales, morales y laborales, de masacres y matanzas. Yo la desenterré y se la comuniqué a las generaciones nuevas, no sólo en mi país sino en todo el mundo. Me siento muy agradecido de la recepción que han tenido mis libros”, reconoció el autor.
La ministra Brodsky explicó que “uno de los criterios decisivos fue la transversalidad de Hernán Rivera Letelier, quien ha logrado atraer nuevos lectores y lectoras y permear en distintas capaz de la sociedad a través de su escritura. Junto con ello primó que se trate de alguien que representa tan vivamente un territorio y una geografía del país, y que ha logrado transmitirlo tanto en Chile como en el extranjero. Además, hablamos de una persona de una relevancia que ameritaba este reconocimiento, al que ya había estado nominado con anterioridad”.
El acta consigna también que “su obra es ampliamente reconocida tanto a nivel nacional como internacional y que a través de ella ha logrado promover masivamente la lectura en sectores transversales de la población. También se valora la capacidad de su obra de dialogar con otros lenguajes del arte como el cine, el teatro, artes visuales, entre otras disciplinas”.
El jurado de este año estuvo compuesto también por la rectora de la Universidad de Chile, Rosa Deves; María Eugenia Góngora, representante de la Academia Chilena de la Lengua; Elisa Araya, rectora de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación en representación del Consejo de Rectores; las personas designadas por el Consejo Nacional de las Culturas, las Artes y el Patrimonio: la periodista y académica Andrea Palet y el escritor y editor, Matías Rivas; y último galardonado con el Premio Nacional de Literatura en 2019, Elicura Chihuailaf.
“En muchas de las candidaturas pudimos ver representada la realidad de este país, muchos de ellos y ellas apelando a la memoria de un país bastante desmemoriado. Las y los postulantes tienen en sus obras esa enseñanza, la esperanza para las niñas, niños y jóvenes que en el futuro van a tomar el camino que en este momento encabeza nuestro querido colega Hernán”, dijo Chihuailaf sobre el proceso de deliberación que calificó como “una conversación muy constructiva”.
El máximo galardón de la literatura nacional se creó en 1942 y es entregado cada dos años a los escritores y escritoras nacionales que, con su aporte a las artes y a la cultura, dan a conocer a la historia de Chile la excelencia, desarrollo y creatividad que tienen sus obras.
El reconocido obtendrá un diploma, un monto cercano a los $23.000.000 y una pensión vitalicia mensual equivalente a 20 UTM.
Hernán Rivera Letelier (Talca, 1950) es sin duda uno de los autores chilenos contemporáneos más leídos. Con 30 años de trayectoria y con sus obras traducidas a más de 21 idiomas, ha sido capaz de retratar y rescatar el mundo de las salitreras y el norte del país, obteniendo gran reconocimiento a nivel nacional y mundial. Su primera novela, “La Reina Isabel cantaba rancheras”, fue premiada por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura en 1994, siendo también adaptada al teatro y transformándose en una de las obras con mayor difusión a nivel nacional. Desde el mismo momento de su publicación, la prosa de Rivera Letelier se instauró como una de las obras más originales y destacadas del país.