En una conferencia TED del 2017, el Rabino Lord Jonathan Sacks, recientemente fallecido, que nos recomendó Iván Vera en un grupo-comunidad de Telegram, ahora muy de moda con el veto de Twitter a Trump, nos entrega una serie de conceptos que calzan a la perfección a la realidad actual.
Para este líder judío, el momento que experimenta la historia de Occidente es fatídico, donde se han visto elecciones conflictivas, sociedades divididas y el aumento del extremismo tanto político como el religioso. Todo lo cual es alimentado por temores, incertidumbre y miedo, de un mundo que cambia casi más rápido de lo que podemos soportar, y que con certeza cambiará aún más rápido. Quien lo dijera, hace más de tres años atrás y hoy andamos peor.
El título de su charla era ¿Qué podemos hacer para poder afrontar el futuro sin miedo?
Una manera, sugería, puede ser buscar el camino más simple para penetrar una cultura y una época. Una época, en que veneramos exageradamente el yo, lo mío y lo propio. Lo que se refleja por ejemplo en las selfies exhibidas al infinito y sin ningún tapujo en las redes sociales. Puede ser liberador, dar poder y ser maravilloso. Pero no hay que olvidar, dice él, que biológicamente somos animales sociales. Nos hemos pasado la mayor parte de nuestra historia evolutiva en pequeños grupos. Necesitamos esas interacciones cara a cara donde crear esos dioses espirituales como la amistad, la confianza, la lealtad y el amor, que redimen nuestra soledad. Suena igualito a estos tiempos de pandemia.
Además, al tener mucho “yo” y poco “nosotros”, lo más probable es que nos encontremos vulnerables, temerosos y solos. Conectados pero solos, tal como el título del libro de Sherry Turkle que habla del impacto de los medios sociales.
La forma más sencilla de salvaguardar al futuro del “yo” es fortalecer al futuro “nosotros”, en tres dimensiones, el nosotros de las relaciones, el nosotros de la identidad y el nosotros de la responsabilidad.
Revelador es cuando expresa “porque son las personas que no se nos parecen, las que nos hacen crecer”. Y haciendo un contrapunto menciona que “el problema de los filtros de Google, de los amigos de Facebook y de leer las noticias específicas en vez de hacerlo de forma general, implica que nos rodeamos casi por completo de personas como nosotros y sus miradas, opiniones e incluso sus prejuicios, son como los nuestros.
”Y si nos rodeamos de personas con las mismas opiniones que nosotros, nos vamos a los extremos”, tal como lo sanciona Cass Sunstein, de Harvard. Para muestra, hoy estamos hasta el fondo metidos en esta melcocha, como lo denunció incluso el documental “El Dilema de las redes sociales” exhibido en Netflix, provocando gran impacto.
Aludiendo al nosotros de las relaciones, dice que hay que renovar esos encuentros donde descubrimos que las personas que no son como nosotros, son solo personas, como nosotros. Y en “el nosotros de la identidad”, expresa que en Occidente justo cuando hemos dejado de contar la historia de quiénes somos y por qué, se produce la mayor inmigración de la historia.
“Cuando uno cuenta una historia y su identidad es fuerte, da la bienvenida al extranjero, pero si uno deja de contar la historia, la identidad se debilita y uno siente la amenaza del extranjero. Y eso es malo”.
En el nosotros de la responsabilidad cree que “colectivamente tenemos que volver a contar nuestra historia, quiénes somos, de dónde venimos, cuáles son los ideales por los que vivimos. Porque todos compartimos la responsabilidad colectiva por nuestro futuro colectivo. Así, los únicos que nos salvarán de nosotros mismos, somos “nosotros el pueblo”, todos nosotros juntos. Y así pasar de la política del yo a la política del nosotros juntos”.
Finaliza expresando que “podemos enfrentar cualquier futuro sin miedo siempre y cuando sepamos que no lo enfrentaremos solos. Por el bien del futuro de cada uno, fortalezcamos juntos el futuro nosotros”.
Diego Benavente