Resta menos de dos meses para que se cumpla un año desde que llegó el primer caso de Covid-19 a Chile y ya enfrentamos la segunda ola de contagios; en la región cinco comunas retrocedieron a cuarentena (Curicó, Molina, Romeral, Maule y San Javier) y los efectos colaterales siguen apareciendo.
Y es que claro está que este virus no sólo ha traído consigo las cifras oficiales de casos positivos, toma de muestras, asintomáticos y fallecidos. La pandemia ha sido una crisis sanitaria, pero también económica y social que se ha visto fuertemente agravada por el impacto sicológico de lo que hemos debido sobrellevar durante los últimos 10 meses.
“Estamos todas y todos agotados, dormimos mal, tenemos síntomas de estrés, apatía, desmotivación y un profundo cansancio físico. Muchas familias han visto reducidos sus ingresos, ataca la cesantía y por lo tanto la ansiedad por el futuro nos marca el día a día”, planteó la directora de la Fundación Observatorio del Cáncer, Alicia Aravena
El diagnóstico que realiza la profesional es complejo, pues la principal consecuencia paralela que ha traído esta pandemia es el deterioro de la salud mental, que previo a esta crisis sanitaria ya era un tema preocupante en Chile. Una de cada 5 personas presentó alguna enfermedad de este tipo durante 2019, sin la pandemia presente.
“No sólo en Curicó, a nivel global estamos viviendo una fatiga pandémica, donde ya todos nos cansamos de tantas restricciones y temor a enfermarnos. La trágica consecuencia de esto es que baja la adherencia a cumplir con las medidas de autocuidado; a esto sumamos el clima de desconfianza que hace tiempo se respira en Chile, que se manifiesta en no creer en la voz de las autoridades, en dudar de todo lo que se dice, en deslegitimar la veracidad de la información recibida”, manifestó la periodista Alicia Aravena.
El acceso a la salud mental también es un tema pendiente en Chile; si bien en medio de la pandemia se han habilitado plataformas virtuales con profesionales de apoyo en el área, es necesario que cada persona tome conciencia de cómo lo está afectando el encierro, las restricciones y la pandemia en general. Desde ese punto se hace más fácil asumir la existencia de un problema, buscar ayuda o, en caso de que se pueda, seguir una serie de rutinas que permitan bajar la ansiedad, el miedo, entre otros síntomas propios de la situación actual.
“Por lo tanto, el llamado hoy a todas las personas es a regular las emociones, a volver a conectarse con la responsabilidad que tenemos con nuestra salud y la de nuestro entorno. Sólo si controlamos nuestras emociones negativas y nos desafiamos a continuar, podremos hacerlo. Es cierto que necesitamos un Estado más presente que subsidie las carencias de estos tiempos, pero lo primero es la toma de conciencia de que debemos cuidarnos a cada instante”, señaló la periodista y directora del Observatorio del Cáncer.
Finalmente, Aravena recalcó sobre la importancia de ser positivos ante un panorama que está afectando al mundo entero, pero frente al que ya hay claros atisbos de manejo y solución: “Cada día propongamos tener un diálogo interno más amoroso y positivo, confiar en nosotros mismo, respirar… Sabemos que podemos hacer un último esfuerzo para dar tiempo a que el proceso de vacunación avance”, concluyó la directora de la Fundación Observatorio del Cáncer.