Este jueves 24 de octubre se ha presentado en Roma la nueva encíclica del Papa Francisco: Dilexit Nos, “Nos amó”, haciendo eco de las palabras del apóstol Pablo en la Carta a los Romanos (Rm8,7), para aventurarse a reflexionar sobre el corazón de Jesús. Es la tercera de su pontificado, después de Laudato si’ del 24 de mayo de 2015 y Fratelli tutti del 3 de octubre de 2020. La cuarta si consideramos Lumen Fidei del 29 de junio de 2013, escrita por su predecesor Benedicto XVI.
Es una encíclica que esta dedicada a profundizar en el misterio del amor humano en relación al amor del corazón de Jesús, a propósito de que acaban de cumplirse 350 años de la manifestación del Sagrado corazón. Se trata no solo de un documento cultual, sino sobre todo de una carta que propone una profunda mirada a diversos aspectos del amor de Jesús que iluminan el camino de todo ser humano, de la Iglesia, y del mundo en que vivimos, comprendido muchas veces con tantas faltas de amor y que en ocasiones, como lo afirma el mismo Pontífice, parece haber perdido el corazón. En su discurso el documento recoge no pocas variables de nuestro tiempo como el emerger de la guerra o la inteligencia artificial, y las pone en tensión con el amor inagotable de Dios revelado en Jesucristo.
Se describe la tradición del Magisterio de la Iglesia, pasando por la Escritura, los santos Padres, la teología escolástica, y la modernidad, sin dejar al margen la contribución filosófica que en el documento nos remonta explícitamente a figuras del pensamiento clásico como las de Homero y Platón, sin dejar de considerar el aporte filosófico de la modernidad, con figuras como Dostoyevski, Hiedegger, o Micheal de Certeau. E incluso más tácitamente la Carta retoma figuras de las ciencias humanas como Zygmunt Bauman al hablar del mundo líquido. A ello se suma una gran cantidad de testimonios vivos vinculados al corazón de Jesùs como las de Teresita de Lisieux, Teresa de Calcuta, John Henry Newman y Carlos de Foucauld entre otras.
En un contexto local y nacional invadido por eventos vacíos de contenido humano, que inquietan, preocupan, decepcionan y corrompen, podemos encontrar aquí un bálsamo que renueve la esperanza para nuestra vida personal, familiar, laboral y universitaria, y que ofrece una fuerza inagotable de valentía alimentada por ese eterno corazón que se ha vaciado de amor por el mundo: el Corazón de Jesús.
Dr. Mauricio Albornoz Olivares
Decano Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas