En Fase 4 o Apertura, el aforo es de una persona por cada 2 metros cuadrados de superficie del templo o auditorio. A diferencia de la Fase 3, el aforo aumenta al doble.
Al respecto, el subsecretario Máximo Pavez comentó que “estamos muy contentos de que en todas las comunas que están en fase 4 -distinguiendo si es que las personas están con pase de movilidad- todas las personas que quieran hacer los cultos en lugares cerrados van a poder asistir con un máximo de 250 personas. Y con pase de movilidad, hasta mil personas en lugares cerrados. En lugares abiertos, si no se exige el pase de movilidad son hasta 500 personas, y 5 mil personas con pase de movilidad. Así que estamos muy contentos de poder decirle al país que la libertad de culto es un derecho fundamental y que un país creyente como el nuestro puede ir retornando de manera segura a las actividades del culto, tanto en la Iglesia Católica, en la Iglesia Evangélica y en todos los otros templos que contempla la variada realidad espiritual en nuestro país”.
A la actividad -que se desarrolló en Parroquia de la Anunciación- asistieron, además del padre Eduardo Pérez Cotapos, párroco de esa iglesia, los representantes de la Fe Bahaí, Luis Sandoval y Ana Castillo; de la Comunidad Judía, el Rabino Daniel Zang; Helgi Hukdhs de la Iglesia Mormona; el Padre Georges Abed, de la Iglesia Ortodoxa; Jaime Caballero de la Iglesia Adventista; y el Padre Rodrigo Domínguez, Vicario Episcopal de la Zona Cordillera del Arzobispado de Santiago.
El director de la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos, aclaró que “el aforo total es de una persona cada dos metros cuadrados. Esto quiere decir que la superficie total del templo o de los auditorios se deben dividir por dos. Es decir, si un templo tiene mil metros cuadrados, al dividir por dos, queda un aforo total de quinientas personas. Pero también este aforo, si tienen templos más grandes, tiene un límite de mil personas en caso de que todas tengan pase movilidad y de 250 en caso de que no lo tengan en lugares cerrados, y de 500 personas y 5 mil en lugares abiertos”.
El rabino Daniel Zang, de la comunidad israelita Sefadarí, agregó que “somos los primeros interesados en el cuidado de toda la gente, junto con todos los colegas de las diferentes tradiciones religiosas. Nos ha tocado asistir a las familias, principalmente hacer demasiados sepelios, y por lo tanto somos los primeros interesados en cuidar a nuestra feligresía. Lo importante es devolver la espiritualidad a la gente, espiritualidad que la gente tanto necesita, y desarrollarla a través de los cultos, porque finalmente más allá de las normas y de todo lo que pueda cambiar todo el tiempo, el espíritu es lo que mantiene a la gente y le ayuda a cuidar las normas, a cuidarse a sí mismos y por supuesto, a cuidar a los demás”.
Las personas no vacunadas pueden asistir a cultos y misas, siempre y cuando el aforo máximo del templo sea menor a 250 personas, ya que en estos casos no se exige pase de movilidad. Los cultos religiosos están considerados como actividades sin interacción entre los asistentes, por lo que es obligatorio el uso de mascarillas en todo momento.