Hasta ahora la legislación vigente solo obligaba a las aseguradoras privadas a no imponer límites inferiores al 25%. A partir de marzo, en los nuevos planes, las atenciones en psiquiatría y psicología tendrán los mismos límites y topes de cobertura que las prestaciones de salud física, con lo que los usuarios podrán acceder a atenciones a menores costos.
Según el doctor Mauricio Bonilla, director del Centro de Salud Digital Saluta, se trata del cambio más importante de los últimos años en esta materia y contribuye a terminar con la discriminación que afecta a quienes sufren este tipo de enfermedades.
“Con el fin de las preexistencias y las coberturas reducidas estamos poniendo fin a una larga historia de discriminación contra quienes padecen patologías de salud mental y es un cambio de mirada que significa dejar de ver a la salud mental como algo secundario, de menor importancia”, manifestó Bonilla.
“Los problemas de salud mental que sufren silenciosamente miles de personas están en la base de una variada gama de otras enfermedades y su tratamiento podría contribuir, no solo a mejorar ostensiblemente la calidad de vida de muchos, sino que también a descomprimir nuestro sistema de salud”, agregó el médico especialista en salud pública y en telemedicina.
Covid-19 y salud mental
El fin de las coberturas reducidas llega al completarse dos años desde la llegada del covid-19 a Chile, emergencia que ha supuesto un empeoramiento de la salud mental de la población.
“El aislamiento social, la estrechez económica, la pérdida de vidas humanas, han repercutido negativamente en la salud mental de las personas. La incertidumbre sobre lo que viene y el miedo a contagiarse también son situaciones que desencadenan estrés, angustia, ansiedad. Sumado a eso, tener covid-19 propiamente tal aumenta las probabilidades de sufrir problemas de salud mental”, explicó Mauricio Bonilla.
Según un estudio publicado el 17 de febrero en la revista científica BMJ (https://www.bmj.com/content/376/bmj.o415), que analizó a 154 mil pacientes con coronavirus en Estados Unidos, las personas que contrajeron el virus tienen un 39% más de probabilidades de sufrir depresión, un 35% más de posibilidades de padecer ansiedad, un 38% más de opciones de tener estrés y trastornos de adaptación, y
un 41% más de probabilidades de sufrir trastornos del sueño.
“La explicación podría estar en la cascada inflamatoria asociada al covid-19, que podría comprometer la capacidad de generación de serotonina”, comentó el director de Saluta.
Según el doctor Bonilla, aprovechar las posibilidades que nos ofrece la tecnología es uno de los aprendizajes clave que nos ha dejado esta pandemia.
“Ampliar nuestras capacidades en salud digital permitiría aplicar pruebas y ampliar el abanico de capacidad diagnóstica. La telemedicina también resulta una opción para llegar a más personas. La capacidad de repuesta de nuestro sistema sigue a prueba y es fundamental entender los cambios que enfrentaremos en la carga de la enfermedad”, finalizó Mauricio Bonilla.