Con la finalidad de presentar una vacuna que impide la partidura en las cerezas por la acción de lluvias inesperadas, el investigador de INIA Quilamapu, Cristián Balbontín, expondrá en la Conferencia Internacional de Cerezas, que organiza la universidad portuguesa de Trás-os-Montes e Alto Douro. El ingeniero agrónomo será uno de los siete expositores de un panel de expertos que conformarán, además, investigadores de República Checa, Croacia y Portugal.
La conferencia virtual responde a una iniciativa de la Asociación Europea para la Innovación Agrícola (EIP-AGRI) que fomenta la práctica de una agricultura y una ilvicultura
competitivas y sostenibles que “logren más y mejor con menos”, expresó Balbontín. El profesional se referirá al “Efecto de las hormonas ácido abscísico y jasmonato de metilo sobre la prevención de las partiduras en cerezas”, tema de gran interés entre los países productores de este fruto, como Portugal, dado el impedimento que genera la comercialización de frutas partidas.
La participación del especialista chileno se da en el marco de un proyecto de investigación que lideró desde Chillán en esta temática, gracias al financiamiento de proyectos Fondecyt.
El investigador mencionó que las cerezas son muy sensibles a daños en su piel, particularmente por efectos de la lluvia, fenómeno conocido como partidura o cracking.
“Los eventuales daños suelen afectar hasta el 80 % de los frutos cuando se presentan precipitaciones durante la etapa de maduración, lo cual es cada vez más recurrente en condiciones de cambio climático”. Agregó que aunque existen variedades de cerezas que presentan mayor tolerancia, “las principales variedades que se cultivan en Chile son susceptibles a este problema, lo que genera el interés de otros países productores”.
Balbontín explicó que tras investigar los genes que confieren tolerancia a las variedades más resistentes, “descubrimos que estos están muy relacionados con las vías de síntesis de compuestos cerosos que recubren el fruto y le otorgan condiciones de impermeabilidad”.
Añadió que esos genes responden a la acción de hormonas vegetales, como el ácido abscísico y el metil jasmonato. “Durante varias temporadas probamos diferentes combinaciones de estas hormonas en distintos estados de desarrollo del fruto.
Encontramos que la aplicación temprana de estas hormonas, en dosis específicas, puede reducir hasta el 80 % del daño sufrido por los frutos al estar en contacto con el agua”.
El investigador de INIA Quilamapu destacó que la importancia del trabajo realizado radica en que “hemos encontrado una vacuna contra la partidura de los frutos de cereza” y que será eso lo que mostrará en la conferencia internacional.