Todo gobernante, Presidente, primer ministro o soberano, siempre pretende dejar un legado de su paso por el poder. Es una aspiración legítima. Pero en el caso de Donald Trump su legado -si se puede llamar así- es en verdad una poco edificante historia de descontrolada ambición.
En una serie de audiencias en el Congreso de Estados Unidos, Rusty Bowers, presidente de la Cámara de Representantes de Arizona, contó que debió resistir fuertes presiones que provenían directamente del propio Trump. Mencionó también a los asesores que querían que Bowers anulara los resultados de la elección de 2020 en su estado para validar la tesis del “fraude” esgrimida por Trump.
“No quería que me usaran como peón”, testificó Rusty Bowers. Dijo al comité que rechazó dos peticiones de Trump y sus allegados, quienes insistieron reiteradamente que tenían pruebas de fraude, pero que nunca las mostraron.
“Me piden que haga algo contrario a mi juramento (en el cargo), pero no lo haré”, fue su respuesta. Las presiones provenían, además de Trump, de Rudolph W. Giuliani, el abogado personal del Presidente; del representante Andy Biggs de Arizona; y, sorprendentemente, de Virginia Thomas, nada menos que la esposa del juez Clarence Thomas de la Corte Suprema.
En un resumen de los cargos conocidos hasta ahora, The New York Times anotó
- Trump y sus principales abogados no tenían evidencia alguna de fraude electoral.
- A Trump y sus aliados no les importó que los funcionarios electorales enfrentaran amenazas de muerte por las falsas denuncias de fraude. Una representante republicana mostró un video de un funcionario electoral de Georgia que hizo notar las amenazas que enfrentaban él y sus colegas.
“A Donald Trump no le importaban las amenazas de violencia. No las condenó, no hizo ningún esfuerzo por detenerlas; de todos modos siguió adelante con sus acusaciones falsas”, dijo la representante Cheney.
- Los abogados de Trump se involucraron a fondo en su plan para seguir en el poder. Giuliani celebró audiencias e hizo llamadas a legisladores republicanos de todo el país. El plan para argumentar con falsas listas de electores es objeto de una investigación del Departamento de Justicia. El Comité Nacional del partido Republicano ayudó a la campaña de Trump a organizar listas de electores falsos, precisó el grupo de trabajo.
- Bowers dijo que Giuliani trató de usar la lealtad al partido como argumento para anular las elecciones en Arizona. “¿No somos todos republicanos aquí?” habría planteado.
Como conclusión de esta etapa, el diario francés Le Monde señaló esta semana:
“La trama (de Trump) tenía una debilidad: requería cómplices. Cómplices tan indiferentes a la ley, la Constitución y la historia como Donald Trump. Durante el período de transición, a finales de 2020, el presidente en ejercicio y su equipo intentaron anular el resultado de las elecciones presidenciales, que acababa de ganar Joe Biden. Para ello, quisieron promover a través de la intimidación y la manipulación listas alternativas y fraudulentas de electores en ciertos estados clave, para imponerlas en las asambleas locales, antes de transmitirlas al Congreso para su certificación. Dependía de unos pocos líderes firmes y valientes resistir esta empresa y preservar la integridad de la votación”.
Abraham Santibáñez
Premio Nacional de Periodismo