Fiigura relevante de la literatura fantástica, David Roas, escritor, especialista en el género cuento y crítico español, el año 2017 participó en el Primer Encuentro Internacional de Literatura Fantástica y de Ciencia Ficción, organizado por la Universidad Adolfo Ibáñez. Desde ese momento que fue: “Una experiencia muy satisfactoria, en todos los sentidos”, Roas ha mantenido una estrecha relación con Chile.
David, el mundo fantástico permite “mostrarnos que vivimos en un mundo caótico y sin sentido, al que bañamos de una falsa e inestable normalidad”. ¿Por qué nos hemos acostumbrado a esta falsa normalidad?
-Porque nos da tranquilidad. En nuestro vivir diario establecemos unas expectativas en relación a lo real y sobre ellas hemos construido una convención tácitamente aceptada y compartida por todos. Hemos trazado unos límites que nos separan de lo desconocido, de lo amenazante, entre los que vivimos más o menos cómodos… aunque no comprendamos qué es la realidad. El objetivo de lo fantástico va a ser precisamente desestabilizar esos límites que nos dan seguridad, problematizar esas convicciones colectivas antes descritas, en definitiva, cuestionar la validez de los sistemas de percepción de la realidad comúnmente admitidos. Bioy Casares resumió perfectamente esta cuestión: “Al borde de las cosas que no comprendemos del todo, inventamos relatos fantásticos para aventurar hipótesis o para compartir con otros los vértigos de nuestra perplejidad.
La sombra de Edgar Allan Poe
Edgar Allan Poe, a través de sus cuentos, erosionó esa epidermis de normalidad. ¿Cuáles fueron sus claves para develar ese mundo fantástico?
-En sus relatos, Poe nos ofrece un análisis frío y minucioso de la angustia, el horror y otros estados morbosos de la conciencia. Si Hoffmann ya se había asomado al interior de la mente humana, atraído, sobre todo, por los problemas de la alteración de la identidad, por su parte, Poe bucea profundamente en la psiquis para llegar a las fuentes de los terrores más íntimos del ser humano, “un horror en cuyas genuinas raíces he escarbado, y llevado hasta sus últimas consecuencias” (así lo expresa él mismo en el prólogo a su libro Cuentos de lo grotesco y arabesco, 1840). Para intensificar su impacto sobre el lector, para generar ese efecto de realidad tan inquietante, Poe suele recurrir a una justificación positivista de lo fantástico, apoyándose para ello en prácticas científicas o pseudocientíficas (como el magnetismo) y en los avances de la psiquiatría.
Lo que el autor americano ofrece en muchos de sus relatos es el estudio de una mente humana en curso de desintegración, un motivo que queda perfectamente ejemplificado en el proceso de enloquecimiento y crisis final de Roderick Usher, el protagonista de una de sus obras maestras, “La caída de la Casa Usher”. La locura, en todas sus formas posibles, aparece como un elemento esencial en la mayoría de los relatos de Poe (fantásticos o no): el tema del doble en “William Wilson” y en “Una historia de las montañas desiguales”; la monomanía en “Berenice”; la fobia a la soledad en “The Man of the Crowd”; la obsesión y el asesinato en “El corazón delator” o en “El gato negro”; y la abismal caída en la locura, simbolizada magistralmente en “The Maelstrom” y, como ya he dicho antes, en “La caída de la Casa Usher”.
El componente psicológico de lo fantástico, siempre tratado con una racionalidad extrema, se convierte, pues, en el eje central de la mayoría de sus relatos, aunque se trata de una explicación que nunca llega a funcionar, porque no puede dar razón de los fenómenos imposibles a los que se enfrentan los personajes de sus historias.
¿Le trajo costos personales?
-Creo que sus problemas con la vida no vienen de ahí sino de su imposibilidad de conseguir vivir de la literatura, de no alcanzar sus sueños, de su insatisfacción… y del alcohol, que potenció todo ello. Ha dicho: “Sin él yo sería un lector y escritor diferente”.
¿Qué influencia recibió de Poe?
-Más que una influencia directa en mi forma de escribir, Poe me descubrió un mundo. El mundo de lo fantástico y terrorífico. Un mundo que, además, no surgía del ataque de monstruos imposibles o de seres terroríficos, sino del lado oscuro de nuestra mente, de todo lo oculto que subyace en el inconsciente: nuestros miedos y nuestros deseos, el horror de la locura y de la pérdida de control sobre nosotros y sobre la pequeña parcela de realidad que habitamos.
Borges, otro maestro del cuento, ¿qué cercanía tiene con usted?
-A mis alumnos siempre les hago la misma broma: Borges es Dios… Junto a Poe es quizá el autor que más me ha marcado, pues me descubrió un mundo aún más terrible e inquietante que el que el escritor estadounidense representa en sus cuentos. Creo que nada literario me produce más miedo que los cuentos fantásticos de Borges, ni Stephen King, ni Shirley Jackson (aunque vivo atrapado en su cuento “La lotería”), ni Rod Serling… Los horrores metafísicos sobre los que Borges reflexiona, las subversiones que propone de tiempo, espacio, identidad y lenguaje son una constante inspiración para mí… y una fuente de inquietud.
Fortalezas y debilidades del cuento
David Roas (Barcelona, 1965) escritor y crítico literario español, especializad en literatura fantástica. Profesor de teoría de la literatura y literatura comparada en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde dirige el Grupo de Estudios sobre lo fantástico.
David, sucintamente, ¿cuáles son las fortalezas del cuento fantástico?
-La especial sintaxis del cuento, su reducida extensión y su explosiva concentración de recursos narrativos lo hacen el medio más adecuado para construir historias fantásticas, historias que impacten sobre los lectores de un modo rápido e intenso. Si bien es cierto que hay novelas fantásticas excelentes, es en el cuento donde, como decía, lo fantástico literario encuentra su mejor canal expresivo, cuyo objetivo es provocar nuestra inquietud con la irrupción de lo imposible en un mundo (aparentemente) tan tranquilo como el que habitamos.
¿Y sus debilidades?
-Las debilidades tendrían que ver con la repetición de modelos y temas, con la poca originalidad, con buscar la impresión fácil, con instalarse en convenciones ya sabidas… Problemas que no son del cuento sino de la mano que escribe.
¿Hacía donde apunta su literatura fantástica?
-Hacia lo cotidiano, hacia un tipo de historias ambientadas en el mundo que nos rodea, con personajes tan normales y prosaicos como nosotros, para ponerlos frente a lo imposible, frente a lo que no puede suceder ni explicarse… Aunque resulte paradójico, lo fantástico es profundamente realista: es un modo de estar muy pendiente de lo real poniendo a prueba constantemente dicha realidad. Así, en mis ficciones fantásticas exploro nuestra realidad más cotidiana imaginando situaciones que subvierten ese mundo más o menos estable en el que creemos vivir para demostrar que esto no tiene sentido, que vivimos en un mundo absurdo y que somos seres absurdos. Por eso en muchos de mis cuentos lo fantástico y lo inquietante se dan la mano con el humor, la parodia y lo grotesco, otra excelente vía de cuestionar las supuestas “verdades” sobre las que construimos nuestro mundo y nuestra identidad.
David, la literatura fantástica “subvierte nuestra realidad y el terreno aparentemente firme que creemos tener bajo los pies”. En definitiva, ¿a dónde nos conducen los relatos fantásticos?
-Lo fantástico sustituye la familiaridad por lo extraño, nos sitúa inicialmente en un mundo cotidiano, normal (el nuestro), que inmediatamente es asaltado por un fenómeno imposible –y, como tal, incomprensible- que subvierte los códigos –las certezas- que hemos diseñado para percibir y comprender la realidad. En definitiva, destruye nuestra concepción de lo real y nos instala en la inestabilidad y, por ello, en la absoluta inquietud. Lo fantástico es una vía para revelar los horrores de lo cotidiano, para expresar la distorsión en la que vivimos.
¿Cuándo viene nuevamente a Chile y qué libro lanza próximamente?
-Pues no tengo prevista una visita pronto a Chile, y menos ahora con el maldito virus… Pero en cuanto las cosas mejoren, es uno de los lugares del otro lado del Atlántico, junto a Perú, a los que tengo que volver enseguida. En cuanto a nuevos libros, debo anunciar que en Perú está a punto de publicarse (el virus ha retrasado su salida) una antología con todos mis cuentos sobre monstruos reales y fantásticos, que he titulado Monstruario y que ha publicado la editorial limeña Pandemonium.
En estos momentos estoy trabajando en un nuevo libro de relatos fantásticos e inquietantes, todos ellos relacionados con el mundo de la infancia, con la relación entre un padre y un hijo… Pero todavía no puedo hablar mucho de él.