En 2018 Chile se transformó en el primer país de Latinoamérica que prohibió las bolsas plásticas en todo del territorio nacional, una normativa que hizo que tanto el comercio como clientes tuviesen que adaptarse, disminuyendo su uso. Sin embargo, a casi seis años de la Ley 21.100, y en el marco del Día Internacional sin estos contenedores, aún se siguen utilizando en el día a día.
Una bolsa de plástico puede demorar más de cien años en degradarse. “La disolución de este producto se transforma en microplásticos y nanoplásticos, los que tienen efectos directos sobre la flora y fauna de nuestro sistema ambiental”, advirtió Mauricio Quiroz Jara, académico del Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Talca.
Un impacto que, de acuerdo con el investigador, afecta la supervivencia de las especies marinas, ya que “este producto llega al mar y generalmente es confundido con alimento por algunos animales, que lo ingieren, produciendo una obstrucción en las vías digestivas y posteriormente la muerte”, detalló.
Otro problema se presenta en los ríos, donde las bolsas comienzan a desintegrase y desprenden pequeñas partículas que son consumidas por peces, “lo que conlleva a una serie de efectos biológicos, causando alteraciones en el proceso reproductivo o de desarrollo fisiológico”.
Advirtió también que este material genera un impacto en la agricultura a través de la disminución la calidad de suelo, “sobre todo en terrenos agrícolas, porque pueden obstruir la absorción de nutrientes y de agua a nivel de raíz”, explicó Quiroz.
Conciencia ambiental
Si bien desde la puesta en marcha de la ley -conocida como «Chao bolsas plásticas»- se ha disminuido su uso, éstas se siguen entregando en comercios, tales como negocios pequeños y ferias, esto se debería “quizás por una baja fiscalización respecto a la presencia de este tipo de producto”, alertó el académico.
Sin embargo, Quiroz recalcó que “no es la idea que tengamos que estar siendo fiscalizados por siempre, la idea es que nosotros tomemos conciencia y seamos nuestros propios fiscalizadores respecto a qué debemos hacer para mejorar el entorno en el que estamos viviendo”, enfatizó.
El biólogo alertó que se trata de un problema socioeconómico y ambiental, “tenemos tres pilares que son fundamentales en nuestros sistemas ambientales: el ecológico, que siempre se ve afectado, el económico y el social. Si nosotros no tomamos conciencia, nos vamos a seguir viendo afectados durante mucho tiempo, especialmente con todo este proceso de cambio climático donde efectivamente la presencia este tipo de productos alteran el medioambiente”.
Al respecto, el investigador hizo un llamado a tomar acción frente a este problema, reciclando y reduciendo el uso, prefiriendo bolsas de papel o compostables. “Lo principal es entender que los plásticos llegaron para quedarse y no se van a ir, porque son útiles para nosotros como sociedad, pero tenemos que tomar conciencia de qué hacemos con el producto final y dónde lo desechamos”.