El lunes 16 de enero, el Presidente de la República, Gabriel Boric, y el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila, presentaron el Plan de Reactivación Educativa 2023, el cual implica una serie de medidas en tres ejes clave: asistencia y revinculación de estudiantes excluidos, fortalecimiento de aprendizajes, y convivencia y salud mental.
Una de las mayores preocupaciones del Gobierno es reducir la alta deserción escolar registrada en 2022. Según datos del Centro de Estudios del Ministerio de Educación, entre los años 2021 y 2022 se registran más de 50 mil estudiantes desvinculados del sistema educativo, lo que significa un aumento del 24% respecto a 2019. Además, 227 mil estudiantes, de entre 5 a 24 años, salieron del sistema escolar entre 2004 y 2021. La asistencia promedio nacional entre marzo y septiembre de 2022 fue del 83%, 5,3 puntos porcentuales menos que en 2019.
El diagnóstico es claro. El cierre de los centros educativos durante la pandemia generó y aumentó una serie de problemas en el proceso de enseñanza-aprendizaje de niños y jóvenes; dificultades que tienen que ver con brechas y rezagos en distintas dimensiones y que han significado un verdadero “terremoto” en el sistema educacional chileno.
Vania López, coordinadora de formación de Habilmind, plataforma virtual de Santillana que analiza los factores que influyen en el aprendizaje, considera que el Plan de Reactivación Educativa va en una buena línea. No obstante, los resultados y tiempos para lograr el objetivo que da nombre al plan es relativo, pues dependerá de las características y estrategias propias de cada establecimiento y de cómo se relacionan los planes de educación emocional, la gestión de convivencia escolar y el proyecto educativo.
“Lo importante es que el plan remarca la urgencia de abordar la salud mental debido a que la educación socioemocional contribuye a evitar y disminuir la deserción escolar. De acuerdo a un estudio realizado en 2022 por la Defensoría de la Niñez, 1 de cada 5 niños, niñas o adolescentes se encuentra con algún problema de salud mental, siendo el suicidio la segunda causa de muerte en los jóvenes”, destaca López.
Pero eso no es todo, la experta agrega que “La educación se ha centrado hace bastante tiempo en el desarrollo cognitivo. Este aspecto es muy importante para nuestro país y debemos trabajarlo en conjunto con lo que tiene que ver con la convivencia escolar, con todo lo relativo a cómo nos estamos comunicando y relacionando con los miembros de una comunidad educativa”.
En relación específica al eje de convivencia, la experta plantea que es crucial involucrar a todos los actores de la comunidad educativa, especialmente a la familia.
“Enfocarse en el ámbito de la vida de los estudiantes sin duda va a influir en el desarrollo de cada uno de ellos. La convivencia escolar es parte del día a día. Asienta las bases para muchos otros aspectos y obviamente incide en el desarrollo de los jóvenes. Promover aspectos relacionados a la educación emocional, a las competencias emocionales y sociales, va a ayudar también a prevenir todos aspectos relacionados a la salud mental y finalmente va a sentar las bases para lo que tiene que ver con la apertura del conocimiento, el aprendizaje y las relaciones escolares”, enfatiza la coordinadora de formación de Habilmind de Santillana.
Promover la educación emocional ayuda a que los estudiantes puedan identificar sus emociones, gestionarlas y buscar estrategias para sentirse mejor y estar más predispuestos al aprendizaje.
Diagnósticos en los establecimientos educacionales
Una plataforma como Habilmind, orientada a colegios, psicólogos, academias, universidades y empresas, va a ser fundamental dentro del Plan de Reactivación.
Para la especialista, es importante que se puedan establecer y realizar diagnósticos desde los colegios, teniendo como base los factores que influyen en el aprendizaje de los estudiantes. Es decir, factores cognitivos, fisioneurológicos, familiares y de ocio, competencias de los docentes y calidad del centro educativo.
“Es importante que en un establecimiento educacional se establezcan y realicen diagnósticos en base a los factores que influyen en el aprendizaje de los estudiantes”, señala Vania López. “Esa sería una recomendación para poder trabajar tanto en colegios públicos como privados. A través de estos análisis podremos conocer la situación puntual del establecimiento y trabajar en un mejoramiento educativo donde exista un diagnóstico, un monitoreo y un seguimiento de los planes que ellos puedan elaborar como institución”.
“Sin duda, una adecuada salud mental impactará en el aprendizaje y en los resultados académicos de los estudiantes”, remarca López, agregando que “Existen estudios que demuestran que si no nos encontramos bien emocionalmente estamos perjudicando procesos como la atención, la concentración, la resolución de problemas y también aspectos como la autoestima, seguridad y motivación. Si promovemos la educación emocional ayudaremos a que nuestros niños, niñas y jóvenes puedan identificar sus emociones y en conjunto busquemos estrategias para sentirse mejor y, de esta manera, estar más predispuestos a la apertura del aprendizaje”.