Frente al desafío constitucional que se nos viene encima, no se puede menos que estar orgulloso de nuestro país. Un desafío que abordará nuestra nación de una forma pionera, incluso en el mundo, con una convención paritaria nunca antes vista y además con escaños reservados para los pueblos indígenas, una demanda tan sentida y desde hace tanto tiempo.
El resultado de lo que en este proceso surgirá, debido a la calidad y nivel de los postulantes de los distintos sectores y territorios, no me cabe la menor duda que será un gran producto. El cual habrá que defender y destacar por parte de todos los chilenos, tal como se demostró con la amplia votación y categórico resultado del plebiscito del 25 octubre, lo cual además le otorgará la legitimidad necesaria que requieren instrumentos de este tipo.
No a cualquier generación le corresponde participar en un proceso constitucional como el que nos tocará vivir, más aún cuando la mayoría de las veces en el pasado éstas han sido impuestas a partir de una crisis y nunca de una forma tan participativa, como lo será en Chile en esta ocasión.
Llevamos más de una década anunciando y discutiendo por una nueva Constitución y ahora gracias a la salida negociada del mundo político post estallido del 18 de octubre, iniciaremos la redacción de una nueva carta magna con participación paritaria y con escaños indígenas reservados, con 155 convencionales provenientes de lo largo y ancho de todo el país.
Sin duda esto se ha transformado y tendrá el carácter de hito histórico, da gusto ver el gran interés por participar de gente muy preparada y motivada, pese al desprestigio de la política, la alta votación del plebiscito así lo demostró y es de esperar que se repita, independiente de las condiciones sanitarias que imponga la pandemia. Todo lo cual hace augurar un buen resultado para definir los nuevos rumbos de la República y la política nacional
Es un tremendo hito a nivel mundial el poder tener una convención constituyente paritaria. Son muchos los ojos que están puestos sobre nuestro proceso y además con escaños reservados para representantes de nuestros pueblos indígenas. La especial visión femenina en igualdad de participación, que tanto aporta a las organizaciones, será una componente pionera que le hará honor a las destacadas mujeres de nuestra historia que le han dado a Chile parte del carácter que nos ha definido como nación y, ahora en esto, lo será aún más.
Después de haber participado en dos elecciones de Cores y ahora estar en la gradería, a lo más como comentarista, uno valora mucho más el aporte y generosidad de aquellas personas que se tiran a la piscina para someterse a una candidatura y escrutinio popular, vaya para ellas nuestro mayor reconocimiento. Todo lo cual nos hace abrigar grandes esperanzas para un fructífero futuro para nuestra nación, sus regiones y su gente.
En Chile país de las amenazas gratuitas, donde muchos amenazan que si no se hace esto u lo otro, el estallido y la violencia volverán, poder apreciar este tipo de procesos democráticos es un privilegio, donde nos corresponderá experimentar cómo se escribe y define el futuro de la vida política y la historia nacional. Todo por el mismo precio y un que nos vaya bien de yapa.
Diego Benavente