En medio del alza de precios de las verduras que golpea los bolsillos de los chilenos, almacenar y conservar adecuadamente estos alimentos se ha convertido en una habilidad esencial para ahorrar dinero y sacarles el máximo provecho. Con técnicas simples pero efectivas, es posible extender la vida útil de estos productos, reducir pérdidas y cuidar cada peso invertido en la compra.
Gabriela Lizana, Directora de la Carrera de Nutrición y Dietética de UDLA Sede Viña del Mar, destaca la importancia de una dieta equilibrada y variada, aún en tiempos de alza de precios. “Es importante recordar que ningún alimento contiene todos los nutrientes que un ser humano requiere para mantenerse saludable, ni en cantidad ni variedad, a excepción de la leche materna, los primeros seis meses de vida. Por ello, una dieta equilibrada y variada es la recomendación por excelencia. Sin embargo, considerando el alza en los precios de las verduras, es muy relevante saber que siempre podremos reemplazar el consumo de un vegetal por otro, o bien, obtener sus beneficios nutricionales mediante otros alimentos de similares características, como, por ejemplo, las frutas”.
La nutricionista comenta que una excelente estrategia para evitar pérdidas económicas y desperdiciar alimentos perecibles, es conocer la forma correcta de almacenamiento, pues con esto se logra extender su vida útil. “En el caso de las verduras, estas se pueden conservar a temperatura ambiente, refrigeración o bien, mediante la congelación. Hay que tener en cuenta que existen vegetales que son climatéricos, lo que significa que, incluso después de ser cosechados, pueden continuar con su proceso de maduración en cuestión de días. Mientras que los vegetales no climatéricos no alcanzan la maduración posterior a la cosecha, pero sí pueden envejecer y, en consecuencia, perder la inocuidad para el consumo”.
Algunos ejemplos de vegetales climatéricos son pepino, berenjena, zapallo camote; mientras que los no climatéricos son lechuga, espinaca, acelga, brócoli, coliflor, betarraga, espárragos, zanahoria, cebolla, ajo y papa (aunque esta última no es un vegetal).
Consejos de compra, almacenamiento y consumo
Compre solo la cantidad suficiente de vegetales climatéricos que le alcance hasta la nueva fecha de compra, para evitar pérdidas debido a la pudrición.
Evite comprarlos en su máximo grado de maduración, a menos que los vaya a consumir en los próximos 2 a 3 días y los conserve adecuadamente.
Las verduras no climatéricas deben comprarse en su estado de maduración deseado según preferencia, ya que no siguen madurando pero sí envejecen.
Mantenga separados los vegetales climatéricos de los no climatéricos, incluyendo las frutas.
Consuma primero los vegetales que presenten algún golpe, siempre y cuando sigan siendo aptos para el consumo.
Si tiene vegetales muy maduros que no serán consumidos prontamente, puede congelarlos.
Recomendaciones para la conservación
Temperatura ambiente: mantenga los alimentos en un lugar seco, fresco y sin exposición directa al sol, lo más oscuro posible, por ejemplo, ajo y cebolla. Evite almacenarlos cerca de vegetales o frutas climatéricas, como plátanos y paltas.
Refrigeración: separe las verduras de los alimentos cocidos y de los productos de origen animal, especialmente de aquellos crudos, como la carne o pescado. No es estrictamente necesario lavarlas antes de almacenarlas, dependiendo del compartimento en que se almacenen. Si se lavan, deben estar completamente secas, pues la humedad acelera el proceso de pudrición. El apio se puede refrigerar o mantener su tallo en remojo a temperatura ambiente, cambiando el agua diariamente. Los vegetales de hoja, como la lechuga, si se lavan antes de almacenar, deben colocarse en un recipiente hermético y envolver las hojas en papel absorbente.
Congelación: antes de congelar, lave y seque bien las verduras, luego porciónelas y etiquete el envase con la fecha de almacenamiento. Zanahoria rallada y el zapallo camote en cubos o trozos se pueden congelar.