Estar en un país que no es el propio, muchas veces solo y sin trabajo, es la realidad que enfrentan cientos de migrantes y, si a esta situación, se suma la falta de información, lo que muchos piensan es en devolverse. Por ello, el apoyo, la asesoría y la información oportuna pueden marcar la diferencia y dar un respiro a quienes dejan todo por un futuro mejor.
Esta realidad ha movilizado a la Iglesia católica, a través del Instituto Católico de Migración (INCAMI), Fundación Madre Josefa, CARITAS, la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Talca, además de OIM (ONU Migración), a organizar jornadas de apoyo para la comunidad migrante en el Maule.
El secretario ejecutivo de INCAMI Chile, Delio Cubides, explicó que estas jornadas se desarrollaban principalmente en Santiago, pero la llegada masiva de migrantes a regiones los ha motivado a salir, señalando que “es necesario descentralizar la información y llegar donde nos necesiten y esto ha sido posible gracias a la gestión de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis y del CFT San Agustín, que nos han facilitado la infraestructura y logística y a tantos que apoyan nuestro trabajo. Estamos muy contentos con el resultado”.
Fue así como un equipo de profesionales, de distintas áreas, se trasladaron a Talca y Curicó para entregar orientación en trámites jurídicos y digitales, asesoría migratoria, capacitaciones y apoyo psicosocial.
La Analista de la Dirección de Formación e Identidad del CFT, Joyce Araujo, quien además es Coordinadora de la Pastoral de Movilidad Humana de la Diócesis de Talca, explicó que “estas jornadas han sido un sueño cumplido, hemos logrado traer un gran equipo para ayudar a toda la comunidad migrante. Nuestra Iglesia salió a terreno con esta causa y creo que les estamos dando respuestas a todos, lo que nos enorgullece e insta a seguir en esta labor”.
De manera especial, quienes más agradecieron, fueron los cerca de 200 migrantes que se acercaron a participaron de las jornadas. Andrés Sánchez, dominicano, fue uno de ellos y señaló que “me siento muy contento y quiero agradecer de corazón, todo lo que han hecho por mi hermano, por mi y por todos los migrantes, no dejen nunca de hacer esto”.
También se sumaron a la alegría, por el éxito de esta actividad, los directores de las sedes Curicó y Talca Monseñor Carlos González Cruchaga (ambas del CFT San Agustín), María Alejandra Rojas y Sebastián Tapia, respectivamente. Este último dijo que “esta es la esencia de nuestra institución, nuestro compromiso con la región, con la gente y por supuesto con la realidad de los migrantes. Tan comprometidos estamos que, desde el 2017, contamos con becas de arancel completo para migrantes que quieran estudiar con nosotros, son 10 becas que se renueva cada año”.