La vida debe darte la oportunidad de poder cerrar tus círculos, expresar tus sentimientos, para mí se acaba de cerrar uno de los más importantes
Con profundo pesar, me despido de Don Arnoldo Sánchez Muñoz ante su sensible fallecimiento, la última antorcha viva de un grupo de grandes hombres que marcaron para siempre mi desarrollo, personal y profesional.
Su partida no es solo el adiós a una persona entrañable, sino la extinción de la última estrella de esa constelación, que me iluminó cuando más lo necesitaba.
Don Arnoldo, junto a Carlos y Marcelo Zaror, y René Reyes, puso su mirada en mí cuando mis méritos eran apenas una promesa, cuando aún era muy poco visible, cuando yo recién comenzaba.
Hombre fuerte, de sonrisa cálida, creyó en mí. Me acogió con nobleza, me hizo parte de su mundo, y me invitó a acompañarlo en su aventura., me subió a ese barco que entonces era apenas una solo una pequeña balsa y que hoy navega como un acorazado en grandes mares.
Tuve el privilegio de ser parte de esa travesía. Fui tripulante de su confianza, y por ello no hay día que no me sienta profundamente agradecido.
Gracias a su confianza y a su fe en mí, pude crecer, construir, y entregar a mi familia y a mis hijos una vida que jamás imaginé alcanzar.
Hoy, con su partida, se apaga esa última estrella que me alumbró desde lo humano,
y de lo cual aprendí que la posición, la inteligencia, la constancia y el saber hacer las cosas bien eran los verdaderos factores del éxito, y que decir siempre la cosas mirando a los ojos, se transformaban tarde o temprano en la huella digital del alma.
Hoy nace en el cielo de mi memoria una supernova eterna, que brillará por siempre junto a Usted, Carlos, Marcelo y René.
Todos ellos serán desde ahora faros imborrables, visibles en cada paso que daré,
y presentes en cada recuerdo.
Agradezco su rectitud.
Agradezco su generosidad.
Agradezco su confianza.
Y agradezco, sobre todo, el haberlo tenido en mi camino.
Don Arnoldo,
gracias por todo.
Rodrigo Araya Attoni y Familia