Veranos más largos y temporadas intermedias cada vez más cortas son algunos de los efectos que el calentamiento global está generando en el clima de Chile. Un ejemplo de ello es la reciente ola de calor registrada en la zona central del país.
“Tuvimos un anticiclón cálido, más una vaguada costera y vientos desde la zona tropical, que generó una ola de calor inusual pero explicable dentro del cambio climático”, aseguró el académico del Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología (CITRA) de la Universidad de Talca, Patricio González Colville, quien ve con preocupación los efectos que esto podría tener, principalmente para la agricultura.
“Desde el 2007, que empezó la megasequía, el verano está empezando térmicamente en noviembre y terminando a principios de abril desde el punto de vista de temperaturas altas, inusuales para el otoño, lo que significa un alargue de la temporada estival”, señaló.
“Hay un largo verano de 5 meses y medio prácticamente, con temperaturas centradas sobre todo en enero y febrero cercanas a los 40°C, y después van bajando en torno a los 30°C”, agregó.
El invierno, en tanto, registrará cortos periodos de lluvia intensa, con patrones diferentes a los registrados hace un par de décadas. “El cambio climático ha ido acortando las lluvias, no duran más de 2 o 3 días, y hay un periodo muy largo en que se privilegia las bajas temperaturas en la mañana, pero altas temperaturas en la tarde, como esta ola de calor del mes de mayo”, explicó el especialista.
Respecto al fenómeno climático de El Niño que comenzó este año en el país, González enfatizó que no espera que pueda contrarrestar el déficit de lluvias que se registra hace 17 años en el país.
“Es muy preocupante porque en la suma final, este año, vamos a terminar con déficit de lluvias entre Valparaíso y la Araucanía, que pueden ser entre 20 o un 30% promedio probablemente, lo que significa sumar el año número 17 de esta megasequía”.
Efectos en el agro
El docente manifestó que, estos cambios podrían tener efectos muy dañinos para la producción agrícola del país, en especial para la zona central, que se encuentra con un importante déficit hídrico.
Para este periodo invernal, González espera que esta baja de lluvias continue. “Vamos a seguir teniendo este ritmo de lluvias muy cortas y largos períodos de buen tiempo, con mucha nubosidad, mucha niebla, y eso es fatal para la agricultura porque se necesita de nieve y lluvia para recargar los acuíferos y los embalses, y para que la nieve quede en forma de hielo para la primavera. “Actualmente tenemos una merma pluviométrica y de nieves importante por más de 16 años y seguramente vamos a llegar a los 20 años con este mismo sistema”, enfatizó.
Otro hecho muy importante y riesgoso para la agricultura, de acuerdo al experto, es la alta probabilidad que llueva con calor en primavera, durante octubre y noviembre, “lo que generará ambientes de humedad y calor dentro de los frutales y las viñas, propicio para la formación y propagación de hongos altamente destructivos”, detalló el agroclimatólogo.
En cuanto a las temperaturas para el verano, González pronosticó que, a raíz del evento de El Niño, “desde junio, julio hasta el otoño del próximo año, se van a elevar las temperaturas en forma sustantiva y seguramente el próximo verano va a ser uno de los más cálidos que tenga la zona central de Chile, con temperaturas sobre los 40°C”, advirtió.