En su Reunión de Política Monetaria, el Consejo del Banco Central de Chile acordó incrementar la tasa de interés de política monetaria en 150 puntos base, hasta 7%. La decisión fue adoptada por la unanimidad de los Consejeros.
Según se explicó, la inflación mundial ha seguido subiendo, llevando a la Fed y otras autoridades a acelerar la normalización de los estímulos, a pesar de que las perspectivas de crecimiento mundial han disminuido. En este contexto, las tasas de interés de largo plazo han continuado aumentando a nivel global y las bolsas han tenido resultados mixtos. Destaca el caso de América Latina, donde los mercados bursátiles y monedas locales han mostrado cierta recuperación, explicada en parte por los mayores precios de las materias primas y la baja base de comparación.
Se agregó que la invasión a Ucrania ha elevado la incertidumbre de forma significativa y ha intensificado el aumento de los precios de las materias primas, especialmente de energía, alimentos y algunos metales. Así, el precio del petróleo ha subido significativamente, alcanzando niveles en torno a US$110 el barril (+28% desde la última Reunión, para el promedio WTI-Brent), mientras que el precio del cobre se ubica en torno a US$4,6 la libra. De todos modos, por ahora, las principales repercusiones económicas y financieras se han mantenido acotadas a los países directamente involucrados en el conflicto y sus vecinos.
La entidad indica que en el mercado financiero nacional, comparado con la Reunión previa, el peso se apreció y el IPSA aumentó. Las tasas de interés de largo plazo, luego de una relativa estabilidad, comenzaron a aumentar a partir de fines de febrero, siguiendo el comportamiento de sus símiles externos. De todos modos, se mantienen algo por debajo de los máximos alcanzados a mediados de octubre del año pasado. Los precios de los activos nacionales han reaccionado de manera acotada al desarrollo del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, aunque se han vuelto a encumbrar los indicadores locales de incertidumbre.
Apunta que el crédito local conserva un bajo dinamismo, con flujos de colocaciones que se han desacelerado en lo más reciente. De acuerdo con la Encuesta de Crédito Bancario del primer trimestre, esto ocurre en medio de condiciones de acceso al financiamiento bancario más estrictas en todas las carteras, en especial para empresas, y una menor demanda por financiamiento. El saldo de las cuentas corrientes y vista de personas ha ido disminuyendo. Todo esto en un contexto en que las tasas de interés de mercado de corto plazo han seguido aumentando, coherente con la transmisión de una política monetaria más contractiva dado el escenario de mayor inflación y el aumento de las tasas benchmark de más largo plazo.
Respecto de la actividad, el cierre de las Cuentas Nacionales de 2021 —acorde con la nueva compilación de referencia 2018— arrojo un aumento de 11,7% en el PIB, dentro del rango proyectado en el IPoM de diciembre. El desempeño de la demanda interna en el cuarto trimestre, y los datos disponibles de comienzos de año, apuntan a que la economía ya estaría en una senda de reducción de los elevados niveles de gasto del año pasado. Destaca el retroceso de los niveles de consumo privado —descontada la estacionalidad—, especialmente en el gasto en bienes durables. Los datos del Imacec de enero confirman esta tendencia, con un marcado descenso de los niveles de actividad del comercio. Los servicios, en cambio, han continuado consolidando su recuperación en línea con la mayor apertura de la economía. En el mercado laboral se vuelve a observar un aumento de la participación, con una demanda que ha tendido a estabilizarse. Todo esto sucede en un contexto en que las percepciones de los consumidores y los empresarios sobre la situación económica se han vuelto más pesimistas.
La inflación anual aumentó hasta 7,8% a febrero, casi un punto porcentual por sobre lo previsto en el IPoM de diciembre, con una diferencia que respondió en parte importante a una mayor inflación subyacente, especialmente de los bienes. Las perspectivas de inflación de corto plazo han vuelto a aumentar, acercando la inflación anual a cifras de 10%. Las expectativas de inflación a dos años plazo permanecen por sobre 3% desde hace varios meses, situación que seguirá siendo monitoreada por el Consejo.
El Consejo estima que, de darse los supuestos del escenario central del IPoM de marzo, futuros aumentos de la TPM serían menores que los realizados en los últimos trimestres. De todos modos, esto dependerá de la evolución del escenario macroeconómico. El IPoM que se publicará mañana contiene los detalles del escenario central, las sensibilidades y riesgos en torno a este, y sus implicancias para la evolución futura de la TPM.