Los efectos del cambio climático, sumado al crecimiento que han desarrollado las ciudades y la importante sequía que se ha transformado en un problema estructural, con una condición de estrechez hídrica permanente que se ha extendido cada vez más hacia el sur, son factores que plantean un importante desafío para la industria sanitaria.
En el caso de la región del Maule, que hace algunas semanas fue declarada zona de escasez hídrica por el ministerio de Obras Públicas, las precipitaciones en la capital regional no alcanzan a las de un año normal en los últimos tres años y la cuenca del río Maule cuenta con una baja del 58,6% en relación al 2020 en su cobertura de nieve.
Siendo conscientes de esta realidad, en Nuevosur nos hemos anticipado y desarrollado las inversiones necesarias para hacerle frente y de esta manera, configuramos un plan robusto que alcanza los $76.794 millones para el quinquenio y $24.715 millones para 2021.
Este incluye 265 proyectos para los próximos cinco años y entre las iniciativas destacan la construcción de 20 fuentes subterráneas y una superficial en Constitución; aumento de capacidad de cuatro Plantas de Agua Potable y 16 Plantas de Aguas Servidas, además de la construcción de 19 estanques, entre otras. Gracias a este plan de acción, no prevemos riesgos de racionamiento, considerando que Chile es uno de los países más afectados por el cambio climático y que se estima que en 2040 la escasez alcanzará un 80%.
Ante este escenario, tenemos una gran responsabilidad con las personas que atendemos: proveer de servicios de agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas servidas a los hogares urbanos. En esta misma línea, también nos hemos definido el propósito de avanzar con el acceso universal de los servicios de agua y saneamiento, con acciones que buscan dar una solución a algunas zonas sin servicio e ir en apoyo de aquellos sistemas rurales más afectados en el escenario actual.
Hoy en la región del Maule, cerca de 80 mil personas no tienen acceso a agua continua y segura. En este contexto, nos hemos propuesto avanzar en dar seguridad hídrica a los sistemas de agua potable rural (APR) a través de un plan de acceso universal, que implica desarrollar sistemas de interconexión entre los sistemas urbanos y rurales. Esto no significa que las sanitarias avancen hacia los sistemas de agua potable rural, sino facilitar un punto de abastecimiento de agua que les permita paliar su déficit, considerando que en la Región se concentran 292 Comités de APR. En síntesis, avanzar hacia ciudades sostenibles está profundamente ligado a avanzar para que los hogares puedan contar con agua potable y saneamiento y en eso queremos ser un actor clave.
Para abordar los desafíos hídricos urge una mirada sistémica, integral y de mediano plazo que incorpore estrategias territoriales, planes gubernamentales y empresariales, investigación académica y participación ciudadana. En este contexto, destacamos el trabajo que hemos realizado a través de los Consejos Ciudadanos, en la que incorporamos a la sociedad civil para co-crear soluciones en torno al uso responsable del agua y al cuidado de las fuentes, teniendo en cuenta que la lógica siempre ha sido desde la abundancia y hoy se debe gestionar el recurso desde la escasez.