El “binge drinking”, peligrosa tendencia que consiste en ingerir grandes cantidades de alcohol en un período corto de tiempo, está dejando de ser exclusiva de los jóvenes y se está extendiendo a otros grupos etarios, especialmente entre hombres de 30 años o más y mujeres de 18 a 64 años.
Según
estudios realizados en Estados Unidos, el consumo intensivo, definido como ocho o más copas seguidas para mujeres y diez o más para hombres, está asociado a riesgos mayores que el tradicional “binge drinking” o consumo excesivo.
La psiquiatra de Clínica INDISA,
Dra. Nathali Ángel, asegura que “lo que estamos viendo habitualmente en la consulta son trastornos psiquiátricos comunes, como ansiedad, pánico, depresión, síntomas asociados al estrés y aumento de consultas por abuso de alcohol y drogas”.
¿Por qué esta tendencia al alza?
Varios factores podrían estar influyendo en este cambio de comportamiento. “La presión social, la búsqueda de experiencias intensas y la normalización del consumo excesivo de alcohol en ciertos entornos son aspectos sociales que inciden”, analiza la Dra. Nathali Ángel.
A nivel psicológico, el alcohol se utiliza a menudo como un mecanismo para lidiar con el estrés, la ansiedad y otros problemas emocionales. Además, la amplia disponibilidad de bebidas alcohólicas y las estrategias de marketing dirigidas a diferentes segmentos de la población contribuyen a este fenómeno.
Consecuencias
Junto con generar dependencia y adicción, el consumo excesivo de alcohol puede afectar significativamente la calidad de vida y las relaciones interpersonales. “El consumo intensivo de bebidas alcohólicas acarrea graves consecuencias a corto y largo plazo”, comenta la psiquiatra de INDISA.
A corto plazo, puede provocar:
- Convulsiones.
- Psicosis aguda.
- Intoxicación etílica.
- Pérdida de conciencia.
- Lesiones por accidentes.
- Violencia.
- Deterioro cognitivo temporal.
A largo plazo, el abuso del alcohol está asociado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como:
- Demencia.
- Alucinosis crónica.
- Cirrosis hepática.
- Enfermedades cardiovasculares.
- Diversos tipos de cáncer.
- Trastornos mentales como depresión y ansiedad.
- Problemas de memoria y aprendizaje.
Además, puede producir dependencia y adicción, afectando significativamente la calidad de vida y las relaciones interpersonales.
¿Qué podemos hacer?
Para la doctora Ángel es fundamental abordar esta problemática desde diferentes frentes:
- Prevención: implementar programas educativos en escuelas y comunidades para concientizar sobre los riesgos del consumo excesivo de alcohol.
- Tratamiento: facilitar el acceso a tratamientos para personas con problemas de alcoholismo y promover estilos de vida saludables.
- Políticas públicas: regular la venta y el consumo de alcohol, y promover campañas de prevención efectivas.
“El consumo intensivo de alcohol es un problema de salud que requiere una respuesta urgente a nivel público y privado, con un solo objetivo: cambiar la percepción social del alcohol y promover hábitos de consumo más saludables”, afirma la psiquiatra de INDISA.
“Es importante preocuparnos y relevar esto desde la educación escolar. Desde ese punto podemos ocuparnos de los temas relacionales de los niños, el manejo del estrés y sus habilidades sociales”, sostiene.
Si conoces a alguien que está pasando por dificultades relacionadas con el alcohol, no dudes en buscar ayuda.