Se agravó el contagio… Han perecido más de 30.000 chilenas y chilenos… No se ha aprendido nada: ni la autoridad sanitaria embadurnado de una inconvincente solemnidad en sus conferencia de prensa en que no responde las preguntas de fondo, ni la población que por frivolidad un segmento o por razones laborales otros, continúan presencialmente interrelacionándose con sus congéneres.
El buen desempeño del Ministro de Ciencias en base al apoyo de los rectores de la Universidad de Chile y de la Universidad Católica, ha permitido gestionar contratos previos con diversos laboratorios que han permitido la extraordinaria vacunación implementada a millones de compatriotas. Y en ello, la autoridad política tiene un gran mérito.
El tema es que a pesar de ello los contagios en lugar de disminuir ha subido a cifras nunca antes vistas desde el inicio de la pandemia en Chile.
Es que Chile en general, y el actual gobierno en particular sabe de compraventas, más no de gobernanza. Es esto último lo que ha distinguido a Nueva Zelanda, Israel, Corea, China, Japón, hasta Gran Bretaña y EEUU con el Presidente Biden desde que asumió, entre otros.
Y en esto último, la gobernanza del actual gobierno de Chile es sencillamente decadente: sabe de precio más no de valores.
En efecto, como se focaliza en lo económico más que en lo humano, y no a la inversa, no logra revertir esta catástrofe. No percibe que se trata de un equilibrio. Y allí radica gran parte de este drama que afecta hoy a la ciudadanía chilena al punto de estar cubierta casi el 97% de las camas en los centros hospitalarios de Chile.
Dura realidad.
El punto además es que ello fue advertido con antelación por el Colegio Médico y expertos de los principales institutos científicos del país, incluso el propio ministro de salud lo advirtió el año pasado; pero no fue escuchado por Larroulet, ni por el ex ministro Manalich que aún ejerce influencia en el Presidente quienes en la práctica exhortaron a los chilenos tomar vacaciones “con precaución” detonándose la advertida “bomba de tiempo” de contagio actual.
Claro, había que activar la economía… a sabiendas cual podría ser el costo aunque pensaban que lo podrían controlar.
Se equivocaron. No aprendieron de la experiencia tan elocuente de otros país.
Por ello la presidenta del Colegio Médico fue demasiada expresiva, expresando sus excusas por ello, aunque la elite económica y política la atacado por la firma más guarda silencio obsecuente por el fondo: el mal manejo de las decisiones de la Presidencia, del Ministro de Salud y una vez más del inefable Larroulet.
Paris no tiene poder, hace lo que Manalich (que figura cada más en prensa) y Larroulet (encubierto como siempre), le imponen. Otro “botón” de muestra ni siquiera puede cambiar a la sub secretaria de salud que enfatizó que cada licencia médica debían ser prácticamente negociadas con el empleador…
Realmente, insólito.
Y es así, que un ministro no pueda cambiar a un subsecretario que señale en conferencia de prensa semejante afirmación porque se trata de una familiar directa de Andrés Tagle, presidente del Servel y poderoso “fáctico” de la UDI. Así tampoco se gobierna eficazmente una pandemia.
El estilo eclesiástico de Paris ya está incomodando hasta al propio gobierno. Lo que tampoco es bueno.
Como corolario, el gobierno ha solicitado postergar las elecciones más importante de las últimas cuatro décadas pues se definen quienes por vez primera escribirán la nueva Constitución Política del Estado. Y en ello, no sólo son responsables los ciudadanos que incumplen las cuarentenas para festinar, o para trabajar desplazándose de una comuna a otra pues el gobierno no les ha entregado las condiciones socioeconómicas mínimas por mezquindad o reduccionismo microeconómico y macroeconómico de esa inefable triada ya mencionada: Larroulet, Manalich y Piñera.