La Corte Suprema declaró sin lugar los recursos de casación en la forma y en el fondo interpuestos en contra de la sentencia que acogió la demanda de mera certeza presentada por el Estado respecto de la interpretación sobre el uso de las aguas de la Laguna del Maule para regadío y generación eléctrica, de acuerdo al convenio firmado en 1947, entre el Ministerio de Obras Públicas y la empresa Endesa (actual Enel).
En la sentencia, la Tercera Sala del máximo tribunal –integrada por los ministros Sergio Muñoz, María Eugenia Sandoval, Jorge Dahm, Ángela Vivanco y el abogado integrante Jorge Lagos– descartó infracción de ley en el fallo atacado, dictado por la Corte de Apelaciones de Santiago, que ratificó que tiene preeminencia y se debe salvaguardar el uso de las aguas de la Laguna del Maule para el riego, de acuerdo al convenio suscrito entre las partes.
«Que, en efecto, diferentes razones de texto concurren a dar la razón al demandante, específicamente las que se derivan del hecho dejado establecido en la convención, en el sentido que en ésta se acuerda y tiene su objeto principal ‘dar mayor seguridad al riego’ con las aguas del Río Maule y solamente posibilita la generación de energía eléctrica, por medio de la ampliación del embalse ya proyectado, la cual tiene un carácter secundario, sin quedar garantizada y respecto de la que no se ofrecen seguridades como respecto de la primera, la que, además, es de una data anterior. Esta circunstancia se reitera expresamente en el cuerpo del convenio al señalar que el ‘objeto’ es ‘utilizar las aguas de la laguna del Maule aprovechables en el riego’, pero se remarca que adicionalmente ‘los sobrantes eventuales’ se emplearán ‘en la generación de energía eléctrica’, reiterando, ‘sin alterar el desarrollo propuesto para el riego’ (cláusula primera, párrafo segundo, parte inicial)», sostiene el fallo.
La resolución agrega que: «En la misma convención se indica, además, que el objeto –dar mayor seguridad al riego– se logrará mediante la ampliación de la construcción proyectada del embalse Laguna del Maule de 850 a 1.570 millones de metros cúbicos cómo mínimo, de lo cual se desprende una utilización primordial de 850 metros cúbicos para el riego.
La compensación que regula la estipulación cuarta se expresa que no constituirá reserva y que, en todo caso, ‘no entrabará el suministro de los volúmenes de aguas correspondientes a los gastos deficitarios para riego’, con lo cual se remarca el preferente uso de las aguas para el riego.
Al regular los tres niveles del embalse se indica que las porciones están destinadas, la superior o régimen de uso normal, a suministrar los gastos deficitarios de riego y los gastos necesarios para la generación de energía eléctrica; la intermedia o de reserva ordinaria, se encuentra destinado ‘a los mismos fines y cuyo uso podrá tener algunas restricciones con respecto al régimen de uso normal’, y el inferior o de reserva extraordinaria, podrá utilizarse sólo en casos especiales. Se advierte así la mayor restricción al nivel intermedio, que no tiene la misma libertad que el superior».
«Luego –continúa–, al reglar los gastos deficitarios de riego, establece que se pueden obtener desde la parte superior, sin limitaciones; en el caso de encontrarse en la parte intermedia de reserva ordinaria, podrá extraerse los gastos deficitarios de riego, pero con restricciones: no sobrepase el 80% de la reserva ordinaria, más el 80% de las aguas entrantes de la Laguna del Maule, pudiendo el Departamento de Riego libremente reducir los gastos, para cumplir esta condición. Además, cualquiera sea la procedencia de las aguas administradas para atender el déficit de riego, no se podrá entregar con este fin, en una temporada de riego, un volumen de agua superior a 800 millones de metros cúbicos de agua».
«Al detenerse a precisar las condiciones en cuanto al uso de las aguas destinadas a la generación eléctricas se indica que en el nivel superior, Endesa podrá disponer de las aguas embalsadas en la Laguna del Maule; en el nivel de reserva ordinaria, Endesa podrá extraer, los gastos deficitarios de riego y una vez al año una cantidad equivalente al 20% de dicha reserva ordinaria más el 20% de las aguas entrantes. Agrega que los volúmenes de compensación se podrán extraer solamente de la porción superior del embalse, interrumpiéndose su uso, durante la exploración de la reserva ordinaria y reanudándose cuando se llegue nuevamente a la explotación de la porción superior. Por último, en esta parte, señala que terminada la temporada de riego, bajo las condiciones que se expresa, Endesa podrá extraer aguas de la reserva ordinaria. Toda esta regulación deja en claro las limitaciones en el uso de las aguas en el nivel intermedio, interrumpiendo el uso de las compensaciones hasta llegar al nivel superior, en el único que podrán hacerse efectivas o al terminar la temporada de riego», precisa la resolución.
«Si bien es cierto que las economías generadas producto de la utilización de aguas provenientes desde la laguna La Invernada no constituyen compensaciones u otro concepto utilizado en el contrato, teniendo identidad propia en su regulación, no es posible entender que pueden ser utilizadas sin restricciones por el titular de ellas cuando el embalse se encuentra en su porción intermedia, puesto que ella siempre fue reglada como reserva y, por lo mismo, el uso de las aguas quedó sujeto a restricciones, según se consigna anteriormente, y, por el contrario, en los eventos que una facultad se permitió fuera ejercida de forma libre, se señaló expresamente en la convención, como ocurre precisamente respecto de Endesa en el uso de las aguas en el nivel superior o cuando se señala que el Departamento de Riego podrá deducir los gastos de riego», advierte.
«(…) en efecto –ahonda–, en un análisis particular, en la referida norma contractual se regulan las economías que corresponden a aguas que Endesa entrega, desde la Laguna de La Invernada, para riego, por lo que se genera una ‘economía’, toda vez que ellas no son entregadas, como correspondía, es decir, como aguas deficitarias de riego desde la Laguna Maule, lo que determina que se le entrega el derecho a extraerla de esta laguna, antes de las aguas de extracción propias, no computándose para los 250 millones de metros cúbicos, como tampoco para la diferencia de 350 millones de metros cúbicos a que se refiere el artículo 1°».
«Lo relevante es que, como se señaló, la referida clausula no señala de forma expresa la porción del embalse Laguna del Maule en que pueden extraerse las economías con independencia y antes de la cuota de generación eléctrica que le corresponde, pues debe recordarse que el embalse funciona en tres porciones, determinadas por el volumen de agua acumulada, esto es nivel superior, intermedio e inferior. En tales circunstancias, a juicio de esta Corte, resulta adecuado el ejercicio interpretativo realizado por los sentenciadores para desentrañar el verdadero sentido o alcance de la disposición contractual, acudiendo a la intención de los contratantes, que en el caso concreto se encuentra claramente establecida en las cláusulas primera, segunda y séptima, en que –según se ha expresado– se establece con total claridad que el objetivo de la construcción del embalse Laguna Maule, y la integración al sistema de operación del embalse La Invernada, tiene como objetivo primordial regular y asegurar el uso de aguas para riego y, secundariamente, el uso de agua para la generación eléctrica, propendiendo al uso eficiente del recurso hídrico en la medida que se cautela, en primer lugar, el uso para riego, cuestión que es transversal al Convenio y que determina que se regule el uso de aguas para generación en una forma más restrictiva en el funcionamiento del embalase Laguna del Maule en capacidad intermedia, en que sólo se entrega a Endesa un total de 20% de las aguas para generación eléctrica según se extrae de lo consignado en las cláusulas tercera, cuarta y quinta», detalla.
Para la Corte Suprema: «(…) acertadamente los jueces del grado concluyen, aplicando la regla de armonía de las cláusula prevista en el artículo 1564 del Código Sustancial, puesto que «normalmente las cláusulas de una convención se encuentran subordinadas las unas a las otras, es de simple lógica examinarlas todas para tratar de aclarar las dudas que una de ellas pudiere provocar» (López, Sistemas de Interpretación de los Contratos), además de la coordinación respectiva al regular distintas materias de una misma forma, sin que en el presente caso surjan dificultades al analizar individualmente cada una de las estipulaciones, puesto que igualmente hay correspondía entre ellas y dan coherencia a la convención en su totalidad. Es por lo anterior que al seguir los jueces la norma que dispone que las cláusulas de un contrato se interpretarán unas por otras, dándose a cada una el sentido que mejor convenga al contrato en su totalidad han estado en lo correcto y en especial al concluir que las economías generadas por Endesa sólo pueden extraerse encontrándose el embalse en nivel superior, no sólo en razón del objetivo primordial del Convenio que, como se dijo, no es otro que asegurar las aguas de riego, sino que porque, además, es la propia cláusula octava que, al referirse a la extracción preferente de las economías, refiere expresamente que no se computaran respecto de los volúmenes regulados para aguas de generación en el artículo cuarto que, según se dispone en la cláusula quinto letra a), pueden usarse sin restricción sólo en el nivel de las aguas del embalse en la porción superior».
«De igual forma –prosigue–, razón llevan los sentenciadores al establecer que no es factible extender la hipótesis regulada en la cláusula octava del Convenio, entregando una interpretación amplia, toda vez que ello vulneraría el espíritu y la principal intención de las partes al suscribir el Convenio, puesto que, como acertadamente se razona, extender el derecho al funcionamiento del embalse Maule en etapa intermedia, es decir, con un menor volumen de aguas, implicaría desobedecer la restricción de volumen asentada en la cláusula quinta letra b). En este mismo aspecto, pretende la recurrente asimilar el concepto de economías, regulado en la cláusula octava, al de gastos deficitarios de riego, cuestión que, atendido el marco general del Convenio y su objetivo específico, no puede ser avalada, puesto que, según se asentó, las economías son un concepto especial, específico, regulado en la cláusula 8° como un derecho especial para Endesa, que beneficia a ambas partes, toda vez que, por un lado, Endesa impide la filtración de aguas, captándolas luego en la laguna Maule y, por la otra, se suplen los déficit de riego, de modo que el mismo solo puede ser ejercido cuando el régimen del embalse se encuentra en su porción superior, toda vez que en la porción intermedia, el embalse no se encuentra en un funcionamiento normal, pues aquello refleja la existencia de déficit hídrico».
«En este escenario, cabe recordar que las economías reguladas en la cláusula octava se pueden extraer en cualquier temporada, sin restricción, razón por la que, eventualmente, Endesa podría cobrarlas en época de riego, regulada expresamente en el Convenio, cuestión que deprimiría aún más el embalse, pues enfrentaría la necesidad de entregar las aguas de riego, las economías y además entregar las aguas de generación eléctrica, cuestión que no tiene asidero en el texto del Convenio en estudio», concluye.