En el marco del 15º aniversario de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Católica del Maule, el antropólogo José Bengoa y la geógrafa Ximena Valdés participaron en una charla magistral que puso en el centro las transformaciones históricas y contemporáneas del campo chileno, sus tensiones y continuidades, y el impacto que estos procesos han tenido en la vida social del país.
Los Premios Nacionales José Bengoa (Humanidades y Ciencias Sociales 2025) y Ximena Valdés (Geografía 2023) ofrecieron una mirada profunda sobre cómo la historia rural de Chile —desde la hacienda hasta la agroindustria contemporánea— sigue moldeando la vida social, las identidades y las dinámicas laborales del país. A través de perspectivas complementarias, ambos investigadores abordaron procesos que, pese a su larga data, continúan siendo clave para comprender el Chile actual.
La memoria de la hacienda y sus huellas en la identidad nacional
El antropólogo desarrolló una lectura histórica donde la hacienda surge como una institución clave para entender tanto la estructura social chilena como ciertos rasgos culturales que persisten hasta hoy. Según Bengoa, aunque Chile se piense urbano, “su identidad sigue anclada en un imaginario rural marcado por el patronazgo, el patriarcado y la estructura monolítica de la hacienda”, mencionó.
En esa línea, explicó que “el sistema patriarcal y de la hacienda han provocado dos pensamientos que no siempre son verdaderos: la nostalgia de la dominación y la nostalgia de la subordinación”. Ambos, dijo, “ordenan silenciosamente las relaciones sociales de hoy”.
En su exposición, Bengoa destacó que la Reforma Agraria fue un proceso decisivo y necesario para transformar la estructura rural chilena. Sin embargo, señaló que este cambio también implicó la pérdida de espacios compartidos —como el tren o la estación— que articulaban a campesinos, patrones e indígenas en una misma geografía social.
En su lectura, la Reforma Agraria, “más allá de sus aciertos abrió un vacío estructural: el latifundio se rompió, pero también se rompieron las formas de integración”.
En su diagnóstico, la ruptura de estos vínculos —sin la creación de nuevas formas de cohesión— contribuyó, según explicó, “a la fragmentación contemporánea y a la sensación de desarraigo que atraviesa a amplios sectores del país”. Por ello, enfatizó que comprender la ruralidad y sus transformaciones, “no implica nostalgia, sino reconocer que allí se encuentran claves fundamentales para interpretar los desafíos actuales de integración, identidad y comunidad”.
Trabajo agrícola, género y movilidad en la agroindustria contemporánea
La presentación de Ximena Valdés complementó y actualizó el análisis histórico con una mirada centrada en el trabajo agrícola, la feminización del empleo y las dinámicas territoriales que ha generado el modelo agroexportador.
Según la investigadora, la instalación de este modelo trajo consigo transformaciones profundas: “Estamos frente a un cambio demográfico brutal”, señaló, destacando el aumento de hogares con jefatura femenina y la creciente participación de mujeres chilenas y migrantes en las tareas de cosecha y packing.
En ese sentido, describió fenómenos como el “territorio de la uva de mesa”, el “territorio de la cereza” y el avance del arándano hacia el sur, mostrando cómo estos cultivos redefinen trayectorias laborales, tiempos familiares y economías locales.
Valdés explicó que estas transformaciones se relacionan con cambios en el mercado laboral, pero también con las particularidades geográficas del país, que generan patrones de movilidad estacional: “Distancias notables obligan a una gran movilidad dentro del trabajador y la trabajadora agrícola”.
También abordó las tensiones que enfrentan muchas mujeres temporeras:
“La movilidad genera un desajuste entre el trabajo y el cuidado”, explicó, recordando que las tareas del hogar siguen recayendo mayoritariamente sobre ellas. Y agregó que, aunque las trabajadoras han conquistado mayores grados de autonomía económica, persiste lo que denomina una “emancipación precaria”, condicionada por la flexibilidad laboral, la estacionalidad y la falta de organización sindical efectiva.
Un diálogo necesario para comprender el presente
La charla se cerró subrayando que las transformaciones del mundo rural —desde la hacienda tradicional a la agroindustria globalizada— siguen marcando profundamente la vida social chilena.
“Ambos investigadores ofrecieron un relato que invita a pensar críticamente los procesos históricos y actuales de la región, especialmente en un territorio como el Maule, donde la agricultura es un eje fundamental de identidad, economía y cultura”, señaló la decana FACSE, Dra. María Haydée Fonseca Mairena.







