La edición genética en plantas ha pasado de la investigación al mercado y ya está transformando la producción agrícola. Hoy, en el mercado se comercializan tomates que previenen enfermedades relacionadas a la hipertensión arterial en Japón, lechugas de vida útil extendida en Estados Unidos, soya que da origen a aceites más saludables ricas en ácido oleico que y papas con mayor productividad en mercados de América. Estos avances muestran cómo la biotecnología está entregando alimentos más duraderos, nutritivos y adaptados a las demandas actuales.
Entre los avances más prometedores en innovación agrícola se encuentra una sandía más dulce, actualmente en desarrollo por Elo Life Systems, que combina calidad y rasgos exploratorios bajo programas de I+D en curso. A su vez, Pairwise trabaja en una mora sin semillas, sin espinas y de morfología compacta, ya en fase precomercial, que busca transformar la experiencia de consumo y cultivo. Finalmente, desde GreenVenus se impulsa una nueva palta con menor pardeamiento y mayor vida útil, gracias a programas de desarrollo orientados a mejorar la calidad y conservación del fruto.
Chile no se queda atrás y se suma a esta revolución con proyectos propios. El trigo alto en fibra desarrollado por la empresa valdiviana NeoCrop Technologies se encuentra en una etapa de validación comercial. A su vez, el Consorcio Biofrutales impulsa manzanas editadas orientadas a menor pardeamiento y mejor calidad nutricional, mientras que el INIA, entre varias iniciativas, desarrolla vides editadas resistentes a hongos y adaptadas al cambio climático. Estos hitos consolidan a Chile como un polo atractivo para desarrollar y validar innovaciones basadas en edición genética.
El esquema regulatorio chileno, aplicado caso a caso, y que ha implementado la mayoría de los países que han establecido regulaciones sobre el tema, indica que cuando una edición genética no introduce ADN foráneo y es equivalente a cambios genéticos que podrían lograrse sin biotecnología o de manera espontánea en la naturaleza, el producto es considerado que no es un Organismo Genéticamente Modificado (OGM). Este enfoque entrega certeza para la investigación y el desarrollo de semillas, y asegura estándares de inocuidad y bioseguridad.
“El desarrollo de cultivos editados representa una oportunidad concreta para producir alimentos más saludables, sostenibles y resilientes a los desafíos actuales. Chile, gracias a un enfoque regulatorio sólido, claro y flexible, tiene la posibilidad de liderar en la región este nuevo capítulo de la agricultura”, afirmó el Dr. Miguel Ángel Sánchez, director ejecutivo de ChileBio.
En un escenario marcado por la sequía, los suelos degradados y consumidores cada vez más exigentes, la edición genética se proyecta como una herramienta estratégica y esencial para reforzar la seguridad alimentaria, mejorar la competitividad agrícola y promover sistemas de producción más sostenibles.