América Latina y el Caribe enfrentan un cambio demográfico sin precedentes: el envejecimiento acelerado de su población. Según el informe Perspectivas de la Población Mundial 2024 de la ONU, hoy existen 166 millones de personas de 50 años o más en la región, equivalentes al 25% de la población total. Para 2050, esta cifra ascenderá a 280 millones, es decir, un 38%.
Lejos de los estereotipos de jubilados pasivos, los llamados “silvers” son más activos, conectados y económicamente poderosos que nunca. Este segmento impulsa el crecimiento en sectores como la salud, el turismo, la vivienda, el emprendimiento y, especialmente, las finanzas.
“El envejecimiento poblacional no es una carga, es una oportunidad económica gigantesca. Si los bancos y aseguradoras logran leer bien las necesidades de las personas mayores, podrán abrir un mercado estable, fiel y con enorme potencial de innovación”, afirma el académico, especialista en opinión pública y magíster en comunicación estratégica Rodrigo Durán Guzmán.
La revolución de la Economía Plateada
La Unión Europea define la Economía Plateada como toda actividad económica dirigida a mayores de 50 años, desde los productos que consumen hasta el impacto adicional que generan en la economía. En 2022, este grupo aportó el 34% del PIB mundial (US$45 billones) y se proyecta que alcance el 39% (US$118 billones) para 2050, según la AARP.
América Latina no se queda atrás. Instituciones como la Corporación Financiera Internacional (IFC), en alianza con el gobierno de España, ya trabajan en programas para diseñar productos financieros innovadores adaptados a esta población. Planes de ahorro a largo plazo, seguros personalizados, créditos flexibles para emprendimientos y financiamiento en salud son parte del futuro inmediato.
“Uno de los grandes retos es superar los prejuicios relacionados con la edad. Las personas mayores no sólo consumen: también emprenden, generan empleo y toman decisiones financieras informadas. Reconocer este cambio cultural es vital”, subraya Durán.
Mujeres plateadas: motor económico invisible
El informe destaca además el rol de las mujeres, que representan el 55% de la población mayor y viven en promedio siete años más que los hombres. Sin embargo, enfrentan brechas como menores ingresos, aportes insuficientes a pensiones y una fuerte presencia en la informalidad laboral.
“La inclusión financiera de las mujeres mayores debe ser prioritaria. No sólo se trata de equidad, sino de potenciar un capital humano y económico que sigue siendo subestimado en la región”, agrega el especialista.
El desafío de los bancos
Hoy, los servicios financieros en América Latina no han sabido capitalizar esta oportunidad. La baja alfabetización digital, la escasez de productos adaptados y la desconfianza hacia las instituciones son barreras persistentes.
Pero quienes actúen rápido podrán ganar clientes fieles, carteras más estables y, sobre todo, contribuir a un impacto social profundo.
“Estamos ante una oportunidad que combina crecimiento económico con justicia social. Si las instituciones financieras logran incluir de verdad a la población plateada, estarán invirtiendo en el futuro de toda la región”, concluye Rodrigo Durán Guzmán.