Por JAIME GONZÁLEZ COLVILLE
Academia Chilena de la Historia
Se acaban de descubrir osamentas en el templo de San Francisco de Curicó. Se supone podrían pertenecer al prócer Francisco Villota. Sobre ello cabe precisar que tras su heroica muerte, sus restos son llevados a Curicó junto a cinco de sus compañeros, que fueron fusilados el 25 de enero de 1817 por orden del Coronel Antonio Morgado y sepultados en la Iglesia Parroquial de esa villa, sin identificarlos.
Por su parte, en el Convento de San Francisco, y tras ser exhibido desnudo en la plaza curicana, fue sepultado el cadáver de Villota, suponiéndose que la inhumación fue realizada en el altar mayor del recinto.
No obstante resulta difícil de aceptar, por cuanto en la partida de defunción (ubicada por Barros Arana, tenemos su texto íntegro) y firmada por Fray Francisco Ávila, se dice que se le hizo “entierro menor”, definido antiguamente por los cánones eclesiásticos como “entierro de misericordia o entierro de pobres de limosna”, lo cual deja dudas de habérsele dado el honor de ser sepultado en el lugar más importante del templo.
Tal opinión lo era también de René León Echaiz, a quien conocí poco antes de su muerte, en casa de mi estimado amigo Oscar Ramírez Merino. León Echaiz decía que su padre, don Benedicto León recordaba haber visto una placa con el nombre de Villota, además de otras sepulturas, en los muros del recinto.
Además, Marcó del Pont, envió a Curicó, en 1817, al sacerdote Franciscano Melchor Martínez, autor de una notable Memoria Histórica sobre lo sucedido en esos días, con la misión de informarle de la situación en esa villa.
De ubicarse los huesos de Villota, hoy el examen de ADN, más que los antropológicos, darían fácil razón de su identidad, si es que se ubican descendientes de su único hijo Francisco Nieves del Carmen Villota
Los franciscanos no son particularmente cuidadosos con sus libros de registros de sacramentos, además el Templo de San Francisco tiene, en el siglo XX, al menos cuatro terremotos de consideración: 1906, 1928, 1939 y el 2010
Su esposa, María del Carmen Palazuelos huyó a Mendoza tras la muerte de su marido y allí nació su hijo Francisco Nieves del Carmen Villota, quien retornó a Chile y se radicó en la hacienda Comalle, en Teno, que provenía de su abuelo Celedonio Villota, amigo de confianza de Marcó del Pont.
Sin embargo, el gobernador de Curicó José Antonio de Irisarri, se la arrebató de mala manera, mediante fraudulenta compra, toda vez que Villota era aún menor de edad. La justicia dio la razón al déspota personaje, quien alegó prescripción del acto.
Si bien Osorio, tras ocupar Santiago en octubre de 1814, hizo ubicar y exhumar los restos del Coronel Tomás de Figueroa el 20 de febrero de 1815, quien se opuso a la constitución del primer Congreso Nacional en 1811 y darles digna y honrosa sepultura en la Catedral de Santiago, el gobierno de O’Higgins no tuvo este acto de generosidad, por la cercanía de Villota y sus hombres con Manuel Rodríguez y el bando de Carrera.