Este sábado 7 de septiembre, ocurrirá el segundo cambio de horario en Chile, salvo para la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, quienes mantienen el horario de verano sin variaciones. El cambio de hora implica que cuando sean las 00:00 horas, se deberá adelantar el reloj una hora, teniendo como resultado amaneceres más oscuros y días con luz natural hasta más tarde.
“Un cambio abrupto en los ritmos fisiológicos de reposo y sueño o ciclo circadiano, puede afectar la salud de las personas y en mayor medida a los adultos mayores y a la población pediátrica, ya que habrá una mayor exposición a la oscuridad matinal y una extensión de la luz natural hasta horarios más tardíos, lo que da como resultado una reducción en el tiempo total del sueño de la población” explica Beatriz Arteaga, Directora de la Escuela de Enfermería y de Técnico de Nivel Superior en Enfermería de UDLA . La experta añade que “este fenómeno puede provocar somnolencia diurna, irritabilidad, fatiga, dolor de cabeza, trastornos del ánimo, dificultad para mantener la atención y concentración, molestias digestivas, y estrés, entre otros”.
Los seres humanos demoran entre una a dos semanas en adaptarse a los nuevos horarios, dependiendo de cada organismo, sin embargo, es importante tomar ciertas medidas para aminorar los trastornos o molestos síntomas.
En este contexto, la profesional de Universidad de Las Américas comparte las siguientes recomendaciones:
Comenzar este proceso unos días antes del cambio de horario oficial, haciendo pequeños ajustes graduales y progresivos, adelantando en unos 10 minutos por día, los horarios de acostarse y levantarse.
Establecer horarios y rutinas regulares para dormir y despertar.
Realizar actividades pasivas horas antes de dormir, evitando la actividad física intensa al finalizar el día. Disminuir todos los estímulos ambientales, acústicos y lumínicos, una hora antes de dormir, incluyendo pantallas, celulares y televisores.
No comer alimentos estimulantes ricos en grasas, cafeína o azúcares antes de acostarse.
Resguardar la temperatura adecuada de la habitación, así como también el abrigo y la ropa de cama.
Realizar higiene corporal y orinar antes de ir a la cama.
Evitar dormir siestas o, si esto es necesario, deben ser breves, de máximo 20 a 30 minutos.
No consumir ningún tipo de medicamento para conciliar el sueño y, de necesitar alguno, se debe acudir al médico que indique y supervise su correcto uso.