El cáncer de cabeza y cuello ha aumentado progresivamente en los últimos años y es el sexto más frecuente a nivel mundial[1]. Este tipo de tumor es dos veces más frecuente en hombres que en mujeres y suele diagnosticarse con mayor frecuencia en personas mayores de 50 años[2].En Chile, aunque las estadísticas exactas son limitadas, se estima que causa entre 400 y 500 decesos anuales.
En la mayoría de los casos, la condición se manifiesta con tumores de tipo escamoso, los que pueden afectar la cabeza y el cuello, que comprenden la cavidad nasal, los senos paranasales, labios, lengua, encías, glándulas salivales, el paladar, la laringe y las secciones nasofaríngeas, orofaríngeas e hipofaríngeas, entre otras.
En relación a los factores de riesgo, Diego Rojas, Gerente Médico de Oncología de Merck Chile, asegura que “están relacionados principalmente con el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, y también malos hábitos de higiene dental. Por ello es fundamental consultar ante la aparición de lesiones y realizar controles periódicos”.
Otro factor prevenible y que ha repercutido en el aumento de este tipo de tumor es la infección por Virus Papiloma Humano (VPH).
Al respecto, Rojas señala que “hemos observado un aumento en la prevalencia de esta enfermedad entre pacientes cada vez más jóvenes, un fenómeno que está vinculado al Virus Papiloma Humano (VPH). Este virus se transmite principalmente a través de comportamientos sexuales de riesgo, como el sexo oral sin protección”.
Signos de alerta y detección oportuna
Más de la mitad de la población consulta de manera tardía, lo que incide directamente en la efectividad de su tratamiento. Es por ello, el especialista enfatiza en la importancia de mantener hábitos saludables y controles dentales periódicos.
“Los pacientes, especialmente aquellos con factores de riesgo, deben someterse a una evaluación dental anual para detectar lesiones en estadios tempranos. Solo así podremos identificar a tiempo este tipo de cáncer, que a menudo pasa desapercibido o se confunde con otras patologías”, agrega.
¿A qué signos se debe prestar especial atención? Los síntomas pueden incluir presencia de heridas en la boca que no sanen o se vean de algún color particular, sobre todo blanco; hinchazón en la mandíbula, sangrado inusual, dolor en la boca, bultos extraños o problemas para tragar. Los pacientes también pueden tener problemas para respirar, o hablar, dolencias o sensación de zumbido en los oídos.[3]
Respecto al tratamiento, este puede incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia y, en algunos casos, terapias dirigidas. La combinación de estos enfoques es esencial para mejorar los resultados en pacientes con cáncer avanzado.
“Sin duda, este cáncer representa un desafío significativo de salud pública, que involucra varios factores que aún debemos resolver, entre ellos la falta de acceso a información, especialmente en los estratos más bajos donde es más prevalente. Además, requiere un enfoque multidisciplinario para mejorar el pronóstico en términos de supervivencia y calidad de vida del paciente y, en Chile, pocas instituciones cuentan con los recursos necesarios para manejar estos casos, por lo que a menudo está subtratado. Por lo tanto, es esencial que trabajemos en la educación para asegurar una detección temprana y avancemos hacia una atención integral y de calidad para todos los pacientes”, concluye.