La cineasta Paola Campos nació y creció en la localidad de Lleulleu. Es una comunidad rural ubicada al extremo sur del Biobío. Estudió en una escuela rural en las inmediaciones del mismo sector donde su papá se desempeñó como peón. Dice que su infancia fue normal. Que siempre tuvo amigos Mapuche y que jamás hubo problemas. Hasta que comenzó el proceso de reivindicación territorial. Fue entonces que su padre fue sindicado como usurpador y el apellido Campos se transformó en sinónimo de odio.
“Fue una época muy dura que motivó muchas preguntas. Se comenzó a formar una frontera invisible entre los vecinos y con la gente con la que éramos amigos. Todo se volvió muy extraño. Incluso cuando entré a estudiar cine me daba vergüenza hablar del tema, porque por lo general la gente al escuchar sobre el conflicto Mapuche, sin conocer la complejidad del proceso, saltaba de inmediato con una postura muy extrema. O estás a favor o estás en contra. Y eso me chocaba mucho, porque siempre he sabido que hay matices”, explica la realizadora.
Basada en todo lo anterior es que a Paola Campos le surgió la idea de hacer un cortometraje de ficción sobre el desalojo de una pareja de adultos mayores. No obstante, cuando ingresó al Magíster en Cine Documental de la Universidad de Chile, cambió de parecer y comenzó a darle forma a un largometraje documental llamado “En el camino a casa”. La propuesta surgió hace tres años.
La obra es de la productora documental Ursus Film y tiene a Vicente Barros como productor.
Actualmente el proyecto de la Región de Los Lagos participa en la tercera versión de DOCUMENTA SUR, laboratorio acelerador de proyectos y asesorías para proyectos de largometraje documental hechos en Chile. La iniciativa es financiada por el Fondo de Fomento Audiovisual, Convocatoria 2023, del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. La gestión de recursos es de Tonina Sur Films.
“Ahora me siento más preparada para desarrollar una obra que no puede ser desde una vereda de víctimas o victimarios; sino que más bien, desde un lugar que le hiciera justicia a la complejidad del conflicto, en un territorio de este tipo”, aclara la directora.
Y el productor, agrega: “Este es un proyecto muy importante de ser realizado. Es una mirada que falta en el conflicto territorial entre el pueblo Mapuche y el Estado de Chile. Es necesario hablar desde los matices y no desde las trincheras de ambos lados. Todos los conflictos tienen grises y desde ahí es muy interesante lo que propone el documental, que es básicamente una instancia de diálogo. Lo anterior es uno de los elementos más complejos de abordar en términos de la producción, ya que no estamos proponiendo una obra desde el conflicto; y eso es lo que espera la mayoría de las personas. No queremos mostrar el clásico discurso entre los ‘buenos’ y los ‘malos’”.
“En el camino a casa” ya cuenta con una investigación avanzada y estaría en condiciones de entrar en etapa de producción, al tiempo que sigue la búsqueda de recursos. El trabajo en terreno podría extenderse por aproximadamente dos meses.
Sobre las expectativas del trabajo en DOCUMENTA SUR, Paola Campos, aclara: “Ahora estamos en un proceso de pensar la película desde su materialidad, de pensar en cómo el punto de vista se traducirá en las imágenes y en los sonidos. La película es una invitación al diálogo. Queremos llegar a colegios y a festivales, pero por sobre todo a las comunidades que me rodean, los espacios universitarios, los territorios, y los espacios comunitarios”.
“La película trata un tema histórico muy común a muchos pueblos. Es algo muy contingente. También tiene esta mirada intimista y un lado muy poético y humano. Siento que bien puede resultar interesante para el público de los festivales de cine, pero también a un público mucho más amplio que simplemente consume documentales con frecuencia”, indica Vicente Barros.
Hasta la fecha el proyecto de largometraje documental también ha pasado por otras importancias instancias de industria como Sanfic, FICValdivia y Bolivia Lab.
Sinopsis
En medio del conflicto mapuche, vuelvo a mi escuela de infancia para impartir un taller de cine a niños. Allí recuerdo el momento en que la escuela fue incendiada y nuestro apellido familiar pintado en una de sus paredes: Éramos usurpadores. Mientras los niños registran sus espacios buscaré reencontrarme con ex compañeros, algunos de los cuales nos consideran enemigos, para entender cuál es mi lugar en un territorio que mis padres se niegan a abandonar y yo aún considero como mi hogar.