El proyecto, que lideran científicos de la Universidad de Talca, contempla el diseño de tres instrumentos que buscan obtener información sobre la presencia de químicos potencialmente dañinos para la salud de las personas que trabajan o viven cerca de zonas agrícolas de la Región del Maule.
Entre 200 a 300 mil personas fallecen en el mundo a causa de químicos tóxicos, a ellos se suman diversas intoxicaciones por estos compuestos que no llevan a la muerte, pero que acarrean un daño degenerativo, además de una serie de síntomas en las personas como mareos, náuseas, vómitos y visión borrosa, entre otros.
Chile no está ajeno a esta realidad, a pesar que hoy está prohibido el uso de pesticidas, aún se pueden encontrar evidencias de que estas sustancias se aplican en algunos huertos, en particular, cuando las personas temporeras presentan síntomas y posteriormente arrojan resultados positivos por intoxicación por estos compuestos.
“El daño por la exposición constante a químicos es muy grave, porque el daño es degenerativo y puede tener efectos cognitivos, sensoriales, de razonamiento y, lo más grave, puede afectar en mayor medida a niños pequeños o bebés”, planteó el académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Talca, Carlos Zambra, quien está desarrollando un amplio trabajo de detección al respecto.
Durante tres años, el investigador ha liderado a un equipo de profesores de la UTalca y de la Universidad del Desarrollo, quienes desarrollaron tres productos para la detección y prevención de estas intoxicaciones.
El objetivo fue detectar la presencia de compuestos tóxicos en zonas agrícolas de la Región del Maule a causa de estos pesticidas, que son ciertos químicos organofosforados que podrían representar un riesgo en la salud de las personas.
La iniciativa se realiza al alero del proyecto FIC-Maule “Transferencia de Microdispositivo de Alertamiento de Residuos”, que dirige el académico de la Facultad de Ingeniería de la UTalca, Carlos Zambra.
El primer producto se trata de un microdispositivo de alerta temprana, el cual por medio de la sangre, permite identificar si una persona ha sido expuesta o no a un compuesto tóxico. “Funciona con una o dos gotas de sangre que se sacan del dedo, como un examen de glicemia. Este instrumento cuenta con una mezcla de químicos indicadores, que arroja un color que se puede asociar con la presencia de un químico organofosforado”, explicó Carlos Zambra, director del proyecto y académico de la UTalca.
Un segundo sistema, se trata de un parche o “tattoo” que busca la detección de posibles intoxicaciones por químicos tóxicos en el cuerpo de trabajadores o vecinos que viven en sectores aledaños a zonas agrícolas. El diseño del parche se ajustó de acuerdo a las necesidades fisicoquímicas para la detección de posibles organofosforados.