Mediante técnicas de detección automáticas, se han podido identificar más de 30 mil eventos ocurridos durante tres meses desde fines de agosto en la península antártica. Según explica el equipo investigador, corresponden a los sismos más conspicuos, o detectables, por lo que estudios más detallados podrían arrojar un número incluso mayor.
La mayor parte de la sismicidad se concentra al inicio de la secuencia, principalmente durante el mes de septiembre, con más de mil sismos diarios, comenzando a disminuir en el mes de noviembre.
Esta intensa actividad sísmica en el Estrecho de Bransfield, Península Antártica, comenzó los últimos días de agosto de este 2020, dejándose sentir el 29 de agosto a las 12:47 (UTC) un sismo de magnitud 4.9 (según el Servicio Geológico de Estados Unidos, USGS), y al día siguiente, 30 de agosto a las 10:31 (UTC), con la ocurrencia de un sismo Mww 5.4 (USGS), ambos advertidos por la dotación de la Base Presidente Frei, ubicada en Isla Rey Jorge (Shetland del Sur).
Hasta mediados de noviembre, el USGS había reportado un poco más de 100 sismos localizados en esta área. El sismo de mayor magnitud en este período alcanza Mww 6.0, registrado el 6 de noviembre a las 23:49 UTC.
Los sismos de mayor magnitud pudieron ser localizados gracias a las estaciones que operan en el área entregando datos en línea al sistema de monitoreo global, como: JUBA y ESPZ, ambas son parte de la red ítalo-argentina AI, así como la estación PMSA, que es parte de la red IU del USGS, lo que ha permitido conocer con mayor detalle la evolución de la sismicidad que se ha generado en esta región. La estación sismológica operativa más cercana al epicentro de estos sismos es JUBA, ubicada en la Base Carlini, en Isla Rey Jorge, parte de las Islas Shetland del Sur.
María Constanza Flores, geofísica integrante del CSN, realizó un análisis de los registros de la estación JUBA mediante metodologías basadas en reconocimiento automatizado de señales utilizando correlación cruzada y detectores de cambios en la amplitud de la señal en diferentes intervalos de tiempo, lo que permitió la identificación de los más de 30 mil sismos de variadas magnitudes ocurridos en el Estrecho de Bransfield, mostrando las capacidades de análisis de un gran volumen de datos registrados en un bajo número de estaciones.
A partir del análisis de estos datos se observa, por ejemplo, que la secuencia había comenzado el día 28 de agosto con un sismo apenas detectable. Un análisis más exhaustivo de los registros anteriores, evidencia que hubo actividad esporádica de menor magnitud con anterioridad a esta fecha, en junio pasado.
Las razones de esta secuencia sísmica
La tectónica alrededor de la Península Antártica es compleja ya que existen variados procesos de convergencia, divergencia y deslizamiento lateral de segmentos de placas en un área relativamente reducida; como lo es la zona de subducción del remanente de la paleo-placa Fénix por el noroeste de las Islas Shetland del Sur y la separación de la micro-placa Shetland del Sur de la placa Antártica.
Los sismos de mayor magnitud, registrados en al menos tres estaciones sismológicas, pudieron ser localizados y analizados de mejor manera, “mostrando una variedad de mecanismos y geometrías de fallas, todas consistentes con una extensión nor-oeste sur-este por lo que esta secuencia se interpreta como parte del proceso de expansión del Estrecho de Bransfield”, indica Sergio Barrientos, director del CSN.
Esta observación es corroborada al medir cómo cambia la distancia -mediante observaciones de posicionamiento satelital (GNSS)- entre dos sitios ubicados en ambos costados del Estrecho de Bransfield, uno en Base Artigas (Uruguay, en Isla Rey Jorge) y el otro en Base Esperanza (Argentina, en la Península Antártica). Estas últimas revelan un cambio -a fines de agosto- en la velocidad de expansión del Estrecho de Bransfield ya que la separación de la isla Rey Jorge de la Península Antártica, aumentó drásticamente desde un valor de 8 mm/año a 15 cm/año a fines de agosto.