El plebiscito realizado este domingo 17 de diciembre ratificó por amplio margen la Constitución de 1980 convirtiendo a Chile en uno de los pocos países del mundo que ha rechazado en dos oportunidades consecutivas los proyecto de nuevas Cartas Magnas.
Se trata de las preparadas por la Convención Constitucional dominada por la izquierda en septiembre de 2022 y el Consejo Constitucional de este año liderado por la derecha.
Con ello, se demuestra que se perdieron los esfuerzos realizados por distintos sectores en los últimos cuatro años, con un enorme desgaste político para el país y un importante costo económico.
Los resultados parecen indicar que la ciudadanía no considera el cambio de constitución como un elemento importante para resolver los problemas que la afligen y demuestra un rechazo a la clase política, tanto de izquierda como derecha, que trataron en este lapso de imponer sus visiones al país. Es, en definitiva, un fracaso de quienes impulsaron este proyecto como algo fundamental-refundacional y que era pedido por la gran mayoría del país.
Peor aun, el país está donde mismo pero con una mayor polarización en sus sectores políticos y ciudadanos lo que augura que los próximos años serán complejos si no hay consenso en atacar los problemas de seguridad y crecimiento que se requieren con urgencia dado el estancamiento que se vive desde 2019.
Por ello, resulta importante cerrar en tema constitucional para dar las certezas y estabilidad que tanto se requieren.