Los palestinos llegaron a Chile desde Beit Jala, Beit Sahur o Belén. Tuvieron que recorrer unos 14 mil kilómetros para encontrar un alero acogedor. Eran cristianos, víctimas de un régimen opresivo que encontraron aquí un clima y un paisaje parecidos a su región de origen.
En la vereda del frente, otros viajeros de largo aliento vinieron desde los confines de Rusia y cruzaron Europa, hasta embarcarse hacia Buenos Aires. Desde Argentina muchos de ellos -judíos y palestinos- viajaron a Santiago, a Talca y a otras ciudades chilenas.
Les ha ido bien: en el medio millón de descendientes palestinos que se calcula que hay en Chile en la actualidad, hay banqueros, industriales, deportistas, profesores, intelectuales y políticos. Aunque son menos en número, los judíos también han hecho un notable aporte al desarrollo científico, político y social.
El conflicto entre Hamás e Israel, los afecta directamente. A los palestinos les duele que la partición del territorio acordada por la ONU en 1947 no haya concluido satisfactoriamente para ellos. Y muchos piden no confundirlos con los terroristas. La comunidad israelí se siente igualmente agredida en estos días tras el bárbaro ataque de Hamás.
En 1990 la Organización para la Liberación de Palestina estableció en Chile una “Oficina de Información”. En 1994, como Autoridad Nacional Palestina, elevó su categoría a “Representación de Palestina en Chile”. Tras el reconocimiento por parte de Chile del Estado Palestino, en 2011, se convirtió en la Embajada del Estado de Palestina. En 2022, el presidente Gabriel Boric anunció que la representación chilena en Ramalla sería ascendida a embajada.
En febrero de 1949 nuestro país reconoció oficialmente al estado de Israel y en noviembre de ese año, el gobierno de Gabriel González Videla formalizó las relaciones diplomáticas. Según un recuento del Ministerio de Relaciones Exteriores “uno de los principales hitos ha sido la visita a Chile de la Primera Ministra Golda Meir, y del Canciller y Premio Nobel de la Paz Simon Peres.
Otro hito relevante lo constituyó, en marzo de 2005, la primera visita oficial de un ministro de Relaciones Exteriores chileno a Israel, el canciller Ignacio Walker”.
En 2019, en un viaje que también lo llevó a Palestina y Japón, el presidente Sebastián Piñera estuvo un día y medio en Tel Aviv.
Con Palestina, en tanto, se han celebrado acuerdos en materia cultural, cooperación médica y para la creación de un código aduanero.
En la oportunidad, ante una consulta Sebastián Piñera señaló que “Chile defiende y es partidario de una solución de dos Estados, un Estado Israelí y un Estado Palestino, que sean autónomos, libres, independientes y democráticos y que tengan fronteras acordadas, legítimas y seguras”.
Es una definición política permanente. El llamado al embajador de nuestro país en Tel Aviv, que ha molestado al gobierno israelí, solo confirma esta postura.
El presidente chileno, Gabriel Boric, condenó ahora los ataques de Hamás, pero ha sido claro en que ellos “no justifican someter a inocentes a tratos inhumanos como la falta de luz, agua, alimentos y medicamentos, tampoco a ataques indiscriminados a civiles”.
Aunque parece lejana, la paz es la única salida, no la violencia de lado y lado. Se podría empezar por una tregua humanitaria.
Abraham Santibáñez
Premio nacional de periodismo