Un grupo de investigadores de la Universidad Católica del Maule (UCM) realizó una encuesta que revela cómo es la “anatomía” de la esfera comunitaria en una ciudad intermedia de Chile.
“Datos específicos que nos llamaron la atención son la cantidad de gente que dice no tener amigos y la incorporación de las mascotas en la nueva configuración de las familias”, comentó el sociólogo Francisco Letelier, responsable del proyecto.
En ese sentido, recalcó que “vemos una esfera comunitaria firme en sus aspectos familiares y amicales (de amistad), algo más frágil en lo vecinal y laboral, y debilitada en su alcance público”.
FAMILIA Y AMIGOS
Los resultados muestran que un 92% de los encuestados tiene un alto nivel de confianza en la “familia y/o familiares”, siendo el mayor de todos los ámbitos investigados, constituyéndose como un apoyo frente a los problemas y un espacio de aceptación y contención.
Asimismo, el lugar que ocupan los amigos es fundamental. Cumplen un rol importante como espacios de contención psicoemocional y de disfrute compartido. Un 77% afirma tener alta confianza en ellos. Sin embargo, su amplitud es reducida: el promedio de amigos es de 2,6 por persona. Incluso, un 7% de los participantes dice no contar con amigos.
Además, un 62% de los encuestados declara poseer alguna mascota o animal de compañía y, de ellos, un 67% expresa que “es como un miembro de la familia al que cuidamos”.
INTERESES COMUNES
En el extremo opuesto, los grupos motivados por intereses comunes –o que tienen una vocación por la participación en el espacio público– poseen una presencia muy limitada, de acuerdo a los resultados del sondeo.
De hecho, menos de un 8% de los encuestados forma parte de alguna organización fuera de su barrio. La única participación en agrupaciones motivadas por valores o causas comunes se da en torno al cuidado de animales, que aparece con el 0,1%.
“Esto es preocupante y requiere atención”, advierten los investigadores del proyecto.
RELACIONES VECINALES Y LABORALES
Por otra parte, los vínculos que se generan en los ámbitos vecinales y laborales se encuentran en una posición intermedia, aunque en ambos casos la participación en organizaciones formales resulta poco relevante.
No obstante, en cuanto a los primeros, se aprecia una serie de prácticas de colaboración en torno a situaciones de la vida cotidiana y relaciones que se caracterizan por niveles elevados de confianza, civismo y familiaridad pública.
Éstas van desde el saludo y la conversación hasta efectuar favores o ayudar, además de generar acciones colectivas en contextos de necesidad o crisis.
Un caso similar ocurre en el trabajo, donde existe un conjunto amplio de prácticas y relaciones en el espacio laboral que pueden ser abordadas a partir de la lógica de lo comunitario: generan bienes relacionales como la confianza, la amistad, el disfrute compartido, formas de apoyo mutuo y aprendizaje.
ANÁLISIS
El sociólogo Francisco Letelier analizó los resultados de la encuesta, que fue realizada entre enero y febrero de 2023 en la conurbación Talca-Maule y que, a su juicio, podría reflejar la realidad que se vive en términos generales en una ciudad intermedia en Chile.
– ¿Cuál es la relevancia de realizar este tipo de estudios?
“Permiten vernos de una manera más completa y compleja. Derribar ciertos mitos y a la vez abrir horizontes de acción que no estábamos contemplando. Particularmente, éste permite mostrar que las relaciones comunitarias son un componente central en la vida humana y que subsisten a la desconfianza, a la falta de tiempo, a la mercantilización, etcétera. Pero al mismo tiempo, que no les damos la importancia que tienen”.
– La encuesta arroja que el promedio de amigos es de 2,6 por persona. ¿Qué análisis hacen de esta situación?
“Es un promedio bajo. Que esconde además una cifra muy preocupante de personas que dicen no tener amigos. La amistad es muy importante porque implica aceptación y al mismo tiempo libertad. Los amigos te contienen, pero además son compañeros en el disfrute. Pero en sociedades donde la familia es muy importante, como la nuestra, la amistad lo es menos. En ellas los familiares cumplen un poco la función de amistad. La familia es buena, pero también puede asfixiar o impedirnos nuevos aprendizajes”.
– ¿Cuáles son los principales problemas y desafíos que plantea este estudio?
“Creo que el principal problema es que tenemos una esfera comunitaria bastante privatizada, contenida en las familias, en las amistades y en los vecinos cercanos. En esos espacios hay confianza, nos cuidamos, pero más allá aparece la desconfianza, el miedo o la indiferencia. Esto nos dificulta pensar en lo social en clave de lo comunitario, es decir, desde la reciprocidad, desde lo común. El gran desafío que se nos presenta es ampliar nuestros círculos de relación, y por lo que vemos esto es posible en el vecindario y en el trabajo. Allí hay dos espacios donde buenas políticas públicas podrían producir cambios importantes”.