Han sido meses difíciles, a fines de junio y también hace una semana atrás se presentó un fenómeno que los expertos denominan ríos atmosféricos, que en la práctica se trata de una corriente tropical que se une a un sistema frontal y provoca que las precipitaciones sean intensas en un muy breve plazo y que la isoterma se eleve por sobre los 3 mil metros evitando así que en zonas donde debiese caer nieve solo sea lluvia aumentando el agua en los afluentes.
Esta situación provocó estragos en la zona centro sur del país y con ello también dejó al descubierto una serie de otras complicaciones como las construcciones en zonas inundables cercanas a ríos, canales y esteros, riesgo que está asociado a una cultura fundacional de las ciudades y que dice relación con la conexión que tienen las comunidades con el vital elemento.
Sin embargo, es el Plan Regulador de cada ciudad el que debe definir las zonas de restricción donde no pueden existir edificaciones habitacionales en lugares como bordes de quebradas, pendientes fuertes o riberas fluviales.
Christian López Olivari es arquitecto y director de la escuela de arquitectura de la Universidad Católica del Maule, y explica que los actuales instrumentos se encuentran ajustados a una media histórica y que “eventos como el reciente para absolutamente con toda esta posibilidad y por lo tanto creo que ahí hay un aprendizaje que extraer, esa zonificación está realmente preparada para enfrentar una situación como la recién vivida, no lo creo, entonces que otras posibilidades tenemos frente al a mitigación por obras frente a estos eventos”.
Agregó que “comienzan a surgir una serie de ideas como el de volver a estudiar, disponer de información para poder mejorar estos instrumentos, generar obras de infraestructuras con ciertos criterios o la misma edificación si se sabe que está en una zona que está afectada por inundación a lo mejor el sistema constructivo debe ser pensado para que pueda eventualmente o cada cierto tiempo absorber esa situación, entonces hay muchas lecciones que aprender de esto, que no es reciente porque ocurrió en el pasado, ocurrió en el presente y va a seguir ocurriendo en el futuro, en el fondo es estar prevenido y preparado”.
Apuntó que “eso no se hace de otra forma que estar informado y educarnos respecto del lugar donde estamos, de las condiciones que reúnen las distintas zonas e incluso dentro de la misma ciudad, la topografía que tiene, la historia hídrica que pudo haber tenido en su minuto, porque en el fondo el agua cuando se sale va a encontrar su camino para llegar a las partes bajas del manto con toda la consecuencia que puede traer en el trayecto para las personas y para la infraestructura y edificación”.
Como lo explicó el académico el sistema frontal dejó al descubierto que existen terrenos donde es riesgoso realizar construcciones por los efectos que estos pueden tener tanto para su infraestructura como también para el entorno.
Futuro terminal de buses
Así surge la interrogante de qué sucedió con el terreno adquirido por el municipio talquino donde pretende construir el nuevo terminal de buses para Talca a un costado del Estero Piduco frente a la carretera Cinco Sur.
Se trata de un terreno que evitó que el estero se desbordara hacia la zona poblada donde se ubica la Villa Rembrandt. Sin embargo, el nivel del caudal llegó a su punto más alto al límite de su capacidad lo que puso en riesgo este sector de la ciudad de Talca.
Los residentes del sector se mantienen preocupados por el destino de ese proyecto y de las obras que se realizarán y cómo eso podría afectar el curso del agua del estero que esta vez se desbordó hacia una zona deshabitada.
Judith Lara Gatica vive en la Villa Rembrandt frente al estero Piduco y se mostró preocupada por lo que ocurra con la construcción del nuevo terminal de buses señalando que “estaba lleno, colapsado, todo colapsado esta parte pero llegó hasta el borde y al otro día ya amaneció bajo, había bajado el agua, había bajado mucho, pero igual era preocupante de que se saliera para acá, por años atrás se salía, pero esto estaba limpio, lo habían limpiado”.
Para Jorge Garrido vecino de la Villa Rembrandt la situación es preocupante porque “desde los años que vivo aquí siempre he visto que cuando ha habido grandes anegaciones el canal se sale, y ayer (lunes 21 de agosto) el canal se salió unos 15 a 20 metros, prueba de ello que esa cabaña que está ahí y a las personas que viven ahí los tapo todos con agua, pasó el agua para el otro lado. Hoy gracias a Dios hoy se ve más disminuido”.