En 1904 se dio gran publicidad a la colocación de la primera piedra de la imagen de la Virgen del Cerro San Cristóbal. La obra, de catorce metros de alto, fue realizada en la célebre fundición Val d´Osne de Paris, donde se construyeron otras estatuas como la Diosa de las Aguas de la Plaza de Linares. La inauguración, muy solemne, se efectuó el 8 de diciembre de 1908.
Esto impulsó a los fieles de varias ciudades a lo largo de Chile, a iniciar gestiones para ubicar lugares donde erigir una estatua fundamentalmente de la Virgen del Carmen, dada la proximidad del Centenario de la Independencia.
En el Maule fueron notables las obras de la Virgen del Cerro de Talca (inaugurada en 1910), la de Constitución y la de San Javier, en el cerro Pulluquen.
Además, es interesante recordar que en 1910 se ubicó una efigie de esta Virgen en el frontis del templo parroquial de San Javier, edificio que se demolió en la década de los años sesenta.
Las damas católicas de la ciudad loncomillana, señoras Carmen Pinochet, María Cruz Valdés, Emilia Lisboa de Lagos, (madre del poeta Jerónimo Lagos Lisboa) Auristela Valenzuela viuda de S., María Lara de Rodríguez y María Eugenia Rivera encabezaron este proyecto, en el cual fue necesario vencer varios obstáculos.
Sin embargo, desde diversos sectores de la comunidad se alzaron diversas voces exigiendo que la imagen no fuera financiada por dos o tres de las familias más pudientes, sino que por toda la ciudadanía. Esto hizo que se abriera una colecta donde los sanjavierinos colaboraron con mucho entusiasmo.
Pese a las dificultades de comunicación de la época, se tomó contacto con la fundición Val d´Osne de Paris (cuyos talleres se fundaron en 1836 y aún existen) logrando llegar a un acuerdo en el valor. Hechos los depósitos del caso, la estatua se embarcaría para Chile a principios de 1904. Se confeccionó en fierro fundido para darle permanencia y durabilidad en el tiempo, con una estatura de un metro setenta de alto. La obra arribó a Talcahuano en barco a mediados de 1904 y desde allí se le trasladó en ferrocarril a San Javier, donde fue recibida por una inmensa multitud.
Se consideró desde un principio ubicarla en el cerro Pulluquen, consecuente con lo que se realizaba en el San Cristóbal de Santiago. Pero hubo un ofrecimiento de don Javier Flores para instalarla en un predio de Avenida Estación, por cuanto si se hacía en el cerro, iba a dificultar su acceso, en especial de la gente de edad.
Pero en definitiva se aceptó la donación de don Santos Pio Andrade, quien obsequió el cerro Pulluquen y se resolvió ubicarla allí.
La inauguración se efectuó el 8 de diciembre de 1904. Habló don Luis Manuel Rodríguez Allen y luego bendijo la imagen el Padre Ramón Ortega. Una gran concurrencia de gente asistió a este acto. En la ermita se colocó una placa de mármol con la fecha y detalles de la inauguración, pero con el tiempo desapareció.
Además, se redactaron y firmaron dos artísticos pergaminos, con los detalles de la ceremonia, que fueron firmados por las autoridades de la comuna y vecinos destacados. Una copia se guardó en la ermita y otra se envió a la Parroquia, para ser conservados. Ambos ejemplares están hoy extraviados.
La primera procesión masiva, no sólo de San Javier, sino que de toda la zona, se efectuó al año siguiente, el 8 de diciembre de 1905, saliendo la peregrinación desde el templo de La Merced que estaba recién inaugurado. En aquella oportunidad un coro de damas sanjavierinos, dirigidas por doña Sara García, dio un solemne marco a esa celebración.
Precisemos finalmente que esta imagen y la ya mencionada Diosa de las Aguas de la plaza de Linares son las únicas y más valiosas obras de la fundición Val d´Osne de Paris existentes en la provincia.
Jaime González Colville
Academia Chilena de la Historia