“Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”, fue la frase que inmortalizó Neil Amstrong hace 54 años cuando pisó la Luna, en 1969. Este hito aeroespacial marcó un antes y un después en la carrera espacial a nivel mundial, y también significó un hito para la época al ser transmitido en vivo. En nuestro país fue la estación satelital de Entel en Longovilo la que hizo posible que los chilenos también fueran parte de este “salto”, y lo pudieran ver en su televisor en blanco y negro.
En el mundo, 530 millones de personas contemplaron en directo el éxito de la Misión Apollo 11, lo que significa que una de cada cinco personas vio la llegada del hombre a la Luna por televisión. Sin embargo, hacer esto posible en Chile y en Latinoamérica fue toda una hazaña, ya que el envío de la señal satelital desde Estados Unidos consideraba la señal a países de Sudamérica, pero mediante retransmisiones de un satélite de muy baja potencia, lo que afectaría la calidad.
Pero afortunadamente en 1968 en Chile, un año antes del alunizaje, entró en funcionamiento la primera estación de comunicaciones satelitales de Latinoamérica en Longovilo, la que fue inaugurada por el Presidente Eduardo Frei Montalva.
Para que nadie se perdiera este acontecimiento, el Mandatario autorizó la suspensión de las llamadas de larga distancia momentáneamente para que la transmisión tuviera mejor señal y que nadie se la perdiera. Todo Chile quería ser parte de este hito, que duró más de 2 horas.
“Fue todo un acontecimiento en el país y en el mundo. Yo era pequeño, pero mi familia siempre recuerda haberlo visto en vivo y no lo podían creer”, detalla el gerente general de Entel, Antonio Büchi. Agrega que “hoy sabemos que fue posible gracias a la perseverancia de nuestros ingenieros que tenían las herramientas técnicas, aunque muchos pensaban que no sería posible. Este es un hito muy simbólico en la historia de Entel y refleja el espíritu de la empresa de estar siempre a la vanguardia y haciendo lo posible por acercar los beneficios de la tecnología a todos los chilenos”, recordó el ejecutivo.
“Hace 54 las telecomunicaciones chilenas dieron un gran paso. Chile fue el único país de Latinoamérica que vio en directo la llegada del hombre a la Luna, gracias al ingenio de nuestros profesionales y la decisión del Estado. El espíritu del hito que se vivió en Longovilo es una característica del sector de telecomunicaciones chileno: audaz, ingenioso y buscando las oportunidades necesarias para dar conectividad a todos los chilenos”, indicó el Subsecretario de Telecomunicaciones, Claudio Araya.
En ese entonces, la estación, ubicada en Melipilla, contaba con una sola antena que permitía la conexión de Chile con el mundo. Hoy, hay un parque con más de veinte antenas, que van desde los 3 a los 32 metros de diámetro. Longovilo es actualmente un partner de excelencia para operadores satelitales, una privilegiada ubicación geográfica, en una zona de clima seco, una vista despejada en 360° y un equipo humano con 55 años de experiencia.
La estación terrena sigue apoyando la conectividad de zonas aisladas como Rapa Nui, Puerto Edén, y la Antártica, y localidades a las que no se puede llegar con ningún otro tipo de tecnología por la complejidad de su ubicación geográfica.