Clara, maciza e inapelable victoria del Partido Republicano, así podríamos describir los resultados conocidos hace exactamente una semana. El Gobierno terminó por hundirse a manos de la tienda liderada por José Antonio Kast que logró un contundente e inobjetable triunfo.
La mala gestión en materia de migración, seguridad pública e inflación, sumado a las constantes contradicciones y volteretas del Presidente, acabaron con la credibilidad del joven Gobierno, y las recientes votaciones solo vinieron a confirmar lo ya fuertemente expresado en el plebiscito que le otorgó un categórico 62% de rechazo al proyecto de la fracasada Convención Constitucional.
Un rechazo confirmado, nuevamente, al espíritu octubrista y refundacional, ese que desde la soberbia planteó comenzar todo de cero, dejando atrás los valores patrios y culturales que forjaron los mejores años de nuestra República.
El péndulo electoral en el que pareciera encontrarse nuestro país, también ha resultado un escenario complejo de enfrentar para las fuerzas de centro, históricamente ligadas a la construcción de mayorías en nuestro país.
Particularmente, en el caso de la centro izquierda, que no alcanzó siquiera un solo escaño en el Consejo Constitucional. Partidos relevantes como la Democracia Cristiana y el Partido por la Democracia, piensan por estas horas, en cómo salir del estado de coma en el que ya se encuentran desde hace varios años.
Por su parte, en la centro derecha, conocíamos desde antes una suerte de castigo por parte del electorado, que nunca vio con buenos ojos que el país caminara hacia un segundo proceso constituyente.
Fue el costo que se pagó por cumplir con la palabra y los compromisos suscritos, pero también, por la convicción de cerrar de una vez por todas la herida expresada por el país en torno a la Constitución.
Negar esa herida, y no querer cerrar a tiempo esa tensión alrededor de la Constitución, sería otro error a sumar. Importante entender también lo que significa, la posibilidad de terminar con el comodín permanente de la Constitución, elemento que por tantos años le ha dado frutos a la izquierda chilena.
Destacar la consecuencia del Partido Republicano, y sobre todo, la claridad y simpleza de su mensaje, con un solo gran foco en materia de seguridad, la gran y peor crisis que le toca enfrentar hoy al Gobierno.
Para adelante, esperar la responsabilidad y madurez de los nuevos líderes en el Consejo Constitucional, para que prime el bien superior de Chile, nuestra estabilidad institucional y democrática, sin caer en la lógica de Stingo, y más bien sea una gran oportunidad para demostrar que se está preparado para liderar e impulsar los cambios que el país demanda.
Que sea también, un buen paso para ir dejando atrás a una Constitución que fue parte de un gran proceso de modernización y crecimiento para los chilenos.
Triunfaron las ideas de la libertad y del sentido común, Chile despertó.
Ervin Castillo A.
Concejal de Talca