Intereses por sobre el máximo legal, alta probabilidad de estafa, riesgo de sufrir extorsiones e incluso peligro de vincularse con actividades ilícitas o lavado de dinero. El acceso a créditos en el mercado informal no solo es una mala decisión financiera, sino también una vía rápida para exponerse a situaciones de violencia no deseadas.
“Se han registrado casos donde algunas personas han recibido amenazas de muerte o de daño a familiares o a terceros. Los que otorgan estos préstamos son derechamente delincuentes o personas que actúan al margen de la ley, y en ninguna de estas dos hipótesis es conveniente arriesgarse”, señala el abogado y socio de grupodefensa.cl, Sabas Chahuán.
Hay que tener en cuenta que en algunos casos donde las cobranzas de este tipo de créditos han llegado a acciones de violencia extrema, se ha logrado condenar a los responsables. Quienes se ven expuestos a este tipo de situaciones, deben realizar la denuncia en la Fiscalía, en los juzgados de competencia criminal (juzgado de garantía o tribunal de juicio oral en lo penal) o en ambas policías.
Sin garantías… en el mejor de los casos
Un préstamo informal es aquel que gestiona y entrega un organismo –persona jurídica o pseudo empresa– no regulado. Esto significa que la operación no tiene garantía estatal, no tiene límites máximos, los intereses no responden a los topes legales y no hay certeza de que no se estén realizando cobros adicionales tales como anticipos o pagos por realizar los trámites. Esto en el caso de que efectivamente se materialice la operación.
En Chile, las únicas entidades autorizadas para entregar créditos son las reguladas por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) –bancos, cooperativas, créditos prendarios y cajas de compensación. También se puede acceder a créditos a través de las casas comerciales. Grupos que realizan de forma ilegal estos préstamos pueden estar vinculados a actividades como lavado de dinero o narcotráfico.
“Si la entidad no está regulada por la CMF estamos cayendo en situaciones que nos van a poner en riesgo de una estafa, apropiación indebida u otros engaños. Posiblemente, no voy a recibir el préstamo y en el caso de recibirlo, peor aún, nos veremos involucrados en actividades ilícitas pues, evidentemente no tienen las garantías que tiene un préstamo en el mercado financiero formal”, asegura Chahuán.
La principal recomendación para evitar estos riesgos es, precisamente, prevenirlos: si tiene dudas se puede revisar el listado de organismos autorizados en la web de la CMF. Las entidades ahí inscritas tienen un tope legal de intereses, obligaciones de garantía estatal y otras responsabilidades dispuestas por la ley en pos de resguardar los derechos de las y los consumidores.
¿Puede ser categorizado como estafa?
Un préstamo informal no es necesariamente una estafa, aunque sí hay un elevado riesgo de que esta ocurra. Por ejemplo, si la persona que lo solicitó no recibe el monto comprometido y, previamente, realizó pagos administrativos a la contraparte. Esto, asegura el ex Fiscal Nacional Sabas Chahuán, es algo bastante habitual. Luego, los supuestos ejecutivos desaparecen.
Otra estrategia típica por parte de estos grupos organizados es incurrir en prácticas vinculadas al phishing o ciberdelincuencia, a menudo a través de páginas web falsas. En caso de que finalmente se preste el dinero también hay un elevado riesgo de caer en la usura, es decir, cobrar un interés muy por encima de la Tasa de Interés Máxima Convencional (TMC) que corresponde al máximo interés legal que puede aplicar el acreedor al capital de un crédito.
“No debemos olvidar que los préstamos informales son entregados por entidades falsas, ficticias o que quieren obtener réditos que en el mercado formal no pueden obtener. Un ejemplo de esto es lo que ha pasado con los llamados préstamos gota a gota, en los que se presta un monto y se cobran altos intereses semanales. Y en caso de que la persona no los pague puede ser víctima de amenazas o ataques por parte de grupos organizados para estos fines”, advierte Chahuán.