Desde Hace tres años estudiantes de la carrera de diseño de la Universidad de Talca trabajan en conjunto con Gendarmería para atender personas privadas de libertad y entregar apoyo a micro emprendimientos para mejorar la presentación de los productos para su posterior venta. También, hace dos años, alumnos de Música han desarrollado iniciativas, por medio de talleres, para mejorar la expresión de sentimientos o emociones en las personas que cumplen condena. Este trabajo también se está realizando en Curicó y Cauquenes.
Estas son solo dos, de las 328 iniciativas que al año se realizan en los distintos campus de la UTalca con 145 socios comunitarios, en el contexto del Programa de Formación Fundamental (PFF), basado en educación por competencias.
El modelo, a través de su línea de Responsabilidad Social, obtuvo el Premio Interamericano en Modelos Educativos Innovadores en Educación Superior (Premio MEIN), que otorga la Organización Universitaria Interamericana (OUI). En el concurso habían participado más de 60 proyectos de distintos países.
El rector Álvaro Rojas sostuvo que el hecho de que una universidad joven, que acaba de cumplir 39 años, estatal y regional, obtenga una distinción de esta naturaleza, “es una nueva demostración del enorme potencial que tiene la educación pública y que la calidad no es un monopolio”.
Agregó que “es el reconocimiento a un trabajo que comenzamos a implementar en el año 2005, cuando nuestra institución se situó en la vanguardia al poner en marcha el desarrollo de un modelo educativo basado en la formación por competencias, revisado y actualizado de forma periódica, que se ha vuelto el sello diferenciador de la Universidad de Talca”.
En ese sentido, recordó que “tempranamente detectamos que había elementos no considerados en la formación disciplinar que eran relevantes para que nuestros egresados lograran un óptimo desarrollo profesional, como las denominadas ‘habilidades blandas’ y tuvieran mejores capacidades para comprender y compenetrarse con el contexto sociocultural, e hicieran de la responsabilidad social un compromiso”.
Modelo de aprendizaje-servicio
Cada año un promedio de 1.400 estudiantes de todas las carreras que se encuentren en el cuarto año de su formación, deben completar el curso de Responsabilidad Social del PFF, dependiente de la Vicerrectoría de Pregrado.
Compuesto de 2 módulos, esta línea basa su estrategia de enseñanza en la metodología aprendizaje-servicio, a través de la cual estudiantes se involucran en actividades que atienden necesidades humanas y comunitarias en distintas instancias reales desde su disciplina, para potenciar su aprendizaje y desarrollo.
En este contexto, la vicerrectora de Pregrado, Paula Manríquez, sostuvo que haber obtenido el Premio MEIN “hace muchos años entendimos que los profesionales no solo tienen que ser expertos técnicamente, sino que también ser ciudadanos conscientes y conectados con su realidad. Eso lo hemos tratado de ir implementando y entregando, de manera que se convierta en el sello de nuestra Institución: estudiantes comprometidos”.
En tanto, la directora del PFF, Marlene Gutiérrez, destacó que “hemos ido de a poco incorporando aprendizajes, adaptando criterios de responsabilidad social, de sustentabilidad, de innovación, a las demandas de la comunidad a fin de aportar herramientas, habilidades y conocimientos que contribuyan a mejorar y potenciar el cambio social”.
Gutiérrez explicó que otra característica de módulo de Responsabilidad Social es la bidireccionalidad, ya que si bien los jóvenes aportan con sus conocimientos, también adquieren una valiosa experiencia. “Este aprendizaje-servicio se trabaja a partir de una necesidad requerida por un socio comunitario, y los estudiantes pueden intervenir sobre esa necesidad y aportar valor en la comunidad, pero también hay un crecimiento en el desarrollo profesional y personal de los estudiantes que hace que esto sea una iniciativa reconocida a nivel Interamericano”, afirmó.