Hace un año, en diciembre de 2021, una encuesta (Ipsos y el centro de Estudios Espacio Público), cuantificó la inseguridad y la delincuencia como nuestras más acuciantes preocupaciones (56 por ciento).
Doce meses después, no hay razones para creer que la situación haya mejorado en Chile. Debe sumarse, además, la inflación. Y, por supuesto, cuatro meses después del plebiscito se agrega también el estrepitoso rechazo del proyecto de Constitución.
Vivimos tiempos difíciles. Inseguridad en las calles y falta de dinero en los bolsillos. Chile, sin embargo, es apenas un caso más de las dificultades que se viven en todo el mundo.
Tan solo en América Latina, en menos de una semana cayó un gobierno (Perú), otro se vio crudamente afectado (Argentina) y a un tercero, que se jacta de haber tenido éxito en la lucha contra la delincuencia organizada (El Salvador), las protestas por las violaciones a los derechos humanos lo mantienen crecientemente alejado de la simpatía internacional.
Dos grandes países del hemisferio, además, han resuelto con dificultades sus procesos electorales. En Estados Unidos y en Brasil, la voz del pueblo ha sido duramente cuestionada por los perdedores. Donald Trump pidió que se suspendiera el imperio de la constitución. En Brasil, Jair Bolsonaro todavía no se ha repone anímicamente de su derrota en las urnas.
No son problemas nuevos. Pero, gracias a Internet y las redes sociales, se difunden de manera fulminante. En Estados Unidos, la “fanaticada” de Trump está dispuesta a desafiar a la propia organización del Partido Republicano en su irracional apoyo al ex Presidente. En Buenos Aires, solo por el Mundial de Qatar no ha producido una reacción mayor ante la condena a seis años de cárcel de Cristina Fernández de Kirchner.
Pero es cuestión de tiempo.
Hay más. La impaciencia y la inquietud brotan en todas partes. Lo último que se supo es una sorprendente intentona golpista en Alemania. El miércoles 7 de diciembre tres mil policías realizaron una redada en once estados federados de Alemania. Se allanaron 130 inmuebles. También hubo operaciones paralelas en Austria e Italia.
Según un comunicado de la Fiscalía, los sospechosos pertenecen a Reichsbürger,” una organización terrorista fundada a finales de 2021. Su objetivo era acabar con el orden estatal existente en Alemania y sustituirlo por su propia forma de Estado… A los acusados les une el rechazo a las instituciones del Estado y al orden básico democrático”.
Pienso que -frente a esta crisis generalizada en el mundo- es hora de recordar que la primera revolución de las comunicaciones, la de la imprenta de Gutenberg, tuvo efectos de largo alcance, imposibles de prever.
Revoluciones en Estados Unidos y Francia abrieron paso a la Democracia moderna. La Reforma Protestante también produjo cambios profundos. Es de imaginar que algo parecido puede ser el fruto de las grandes transformaciones en la sociedad que vivimos ahora… a causa de Internet y las redes sociales, la otra gran revolución de las comunicaciones.
Cuando cada ciudadano en todo el mundo – somos ocho mil millones- puede conectarse con todos los demás a la velocidad del rayo, es dable esperar resultados sin precedentes.
Por lo visto, ya empezó una nueva tormenta profunda.
Abraham Santibáñez
Premio Nacional de Periodismo