Tras la lectura de Carne de perra (Editorial Cuneta, 2022), de Fátima Sime se viene a la memoria ese fragmento del poema Invictus, del poeta inglés del siglo XIX, William Ernest Henley: “La noche quedó atrás, pero nos envuelve / negra, como un pozo insondable /le doy gracias al dios que fuere / por mi alma inconquistable”.
La tragedia que envolvió a la sociedad chilena a partir de 1973, y que se fue gestando en los años previos, produjo un profundo daño. La protagonista de Carne de perra, María Rosa, mientras permanece secuestrada por los aparatos de represión es obligada a participar en una serie de hechos propios de esos organismos, y posteriormente lanzada al exilio. Luego de muchos años vuelve a Chile, pero ya no es la misma María Rosa que fue antes, no es la joven llena de ideales y sueños, tampoco es una mujer que busque justicia, es un ser que solo trabaja para esconderse de sí misma, para dejar que la vida pase por el
lado, para huir de sus propios fantasmas, para escapar de sus culpas. La aparición de su torturador, conocido como el príncipe, provocará que en ella broten preguntas, recuerdos, imágenes que creía olvidadas, sepultadas para siempre. Pero no, estaban ahí, a escasos milímetros de su piel y solo esperaban una oportunidad de expresarse.
Fátima, tras la barbarie que se produjo en Chile con el golpe militar de 1973. ¿La sociedad chilena sigue siendo una sociedad fracturada?
-Tengo la impresión que nos queda mucho por hacer al respecto. Siento pena porque aún no se ha aclarado donde están los detenidos desparecidos y ha quedado mucho en la impunidad, pero también veo con alegría que la lucha por los derechos de las mujeres y de quienes somos minoría ha agarrado cuerpo en la sociedad, pequeños que se han transformado en un tremendo árbol, en un bosque.
Síndrome de Estocolmo
Fátima Sime es escritora y matrona. Ha publicado la novela Carne de perra (LOM, 2013, reedición el año 2022 por Editorial Cuneta) y el libro de cuentos Noticias de sí misma (Cuarto Propio, 2013), con este ganó en 2014 el Premio Mejor Obra Literaria del Consejo del Libro y la Lectura en categoría cuento. Su primera novela, Carne de perra obtuvo la mención honrosa en el Premio Municipal de Literatura 2010. Fue elogiada por la crítica.
El escritor Álvaro Bisama señaló: “Vaciada de ideologías, congelada en la mudez del presente y paralizada por el recuerdo de la violencia de la que fue objeto, María Rosa aparece ante el lector como terrible y precaria, alguien cuya piel está a punto de volverse pellejo, mientras da vueltas por una ciudad donde los círculos del infierno no son solo las salas de tortura de la dictadura sino también los departamentos de la clase media, los teléfonos descolgados y las salas de urgencia de los hospitales públicos”. Mientras que Patricia Espinosa precisa: “La primera novela de Fátima Sime, hace visible la intimidad de una mujer vejada, sus tortuosas estrategias para sobrellevar el sufrimiento y los reflujos continuos de una memoria cargada de horror.
Fátima, ¿qué motivaciones tuvo para escribir Carne de perra?
-Fue un conjunto de motivaciones. Creo con firmeza que el olvido no es la herramienta adecuada para reparar traumas. El quiebre, fractura, herida social que provocaron los años de dictadura no va a cicatrizar pasando la página, al contrario. Veía que el camino del olvido estaba tomando cuerpo en la sociedad y eso me irritaba. La rabia es una emoción muy movilizadora. También me interesa mucho el tema de la violencia, en todo tipo de momentos históricos y circunstancias, que se ejerció y se ejerce contra la mujer, contra las minorías, contra los que habitan los límites fronterizos de la sociedad. El binomio victima/victimario ha estado y está presente hasta hoy. ¿Por qué se produce?
¿Por qué lo encontramos, incluso, normalizado? Esta y otras muchas preguntas daban vueltas en mi cabeza mientras hacía el ejercicio literario de ficcionar la historia y buscaba los escenarios donde sucederían.
¿Es una novela de la memoria del Chile reciente?
-Me gusta considerar Carne de perra como una novela de memoria. Siempre he dicho que en los años de la post dictadura vivimos una especie del síndrome de Estocolmo: todos enamorados de un sistema capitalista, que nos tenía secuestrados y nos estaba haciendo mierda. Nada de esos años fue como se soñó. Yo no vengo del mundo literario, pero siempre he sido una gran lectora. Y en mis lecturas sentía un vacío. ¿Dónde estaba la catarsis colectiva que el país necesitaba, la elaboración del duelo? Lo que leí era más bien un reflejo del sistema: asocial, inmediato, carente de la humanidad solidaria que caracteriza el sentimiento humanitario. Todos queríamos una sociedad más sana para nuestros hijos. Recuerdo palabras de Tomás Moulian: Chile actual se formó al interior de una matriz dictatorial que finalmente devino constitucional en tiempos de democracia y, a la vez, intentó por todos los medios olvidar esos orígenes. En ese sentido el consenso en la etapa superior del olvido.
¿Algo que la rebela?
-Pienso que hay que trabajar el tema de la memoria de manera frontal y a la vez que fuera fácil de leer. Ahora, a la distancia, creo que con Carne de Perra lo logré.
¿Por qué para usted es tan relevante la relación víctima /victimario y a qué nos conduce?
-La comprensión y estudio del proceso de victimización, de la víctima, y de su opuesto complementario, el victimario, tanto en el ámbito social, como individual, es de una importancia capital para que cada vez más tome cuerpo una real prevención y asistencia en las políticas públicas. En un tema tan complejo donde se imbrican una serie de disciplinas y miradas (psiquiátricas, antropológicas, sociales, etc.) es difícil decir en pocas palabras a qué nos conduce, pero quizás decir a una convivencia más sana, equilibrada y pacífica podría servir.
¿Qué sucede si no lo abordamos debidamente…
-Es muy complejo y delicado, porque nada hay más violento que la relación victima / victimario, de cualquier tipo. Nuestra sociedad desgraciadamente, está marcada por las relaciones de poder. Veo la relación víctima / victimario como el brazo más oscuro de la manifestación del poder.
Algo que excede un escenario de dictadura, de horror y violencia, como el que aparece en Carne de perra …
-Claramente. Lo tenemos frente a los ojos, todos los días: dentro de las familias, de las instituciones religiosas, del sistema educacional. Es un imperativo sacarlo a la luz del sol, hacerlo público, para buscar su origen
El síndrome de Estocolmo, ese enamoramiento del sistema capitalista, ¿lo hemos superado en el Chile de hoy?
Frente a los resultados del plebiscito de salida del pasado 4 de septiembre, tengo que decir que no, aunque piense que ese resultado tiene una complejidad y causalidad mucho más profunda que esa frase.
La situación de los detenidos desaparecidos en Chile y Latinoamérica sigue siendo una herida abierta. ¿Qué camino se debe recorrer para cerrarla?
-El camino de la verdad.
¿Qué temas literarios próximos nos podría adelantar?
-Llevo algunos años trabajando en mi segunda novela…